viernes, 29 de octubre de 2010

¿Que Tan Ciertas Son Algunas Creencias Sobre Alimentación y Nutrición?.

 
¿LOS NIÑOS NECESITAN LA LECHA MAS QUE UN ADULTO?
¡Mito! A cualquier edad, el calcio presente en los lácteos, es muy necesario para la salud de nuestros huesos, la contracción muscular y el sistema nervioso. Además de los niños que lo necesitan para un adecuado crecimiento, las personas adultas y sobretodo las mujeres en edad fértil, lo requieren para prevenir la descalcificación y estar preparadas ante un posible embarazo.
¿EL SODIO ES DAÑINO PARA LA SALUD? 
¡Mito! El sodio es un mineral necesario para el equilibrio hidrosalino, la presión sanguínea y la transmisión del impulso nervioso. En adultos sanos, se recomienda consumir como máximo 2400 mg al día, para mantener nuestras funciones vitales sin perjudicar nuestra salud. 






¿MEZCLAR HIDRATOS DE CARBONO Y PROTEINAS 
NO ES SALUDABLE EN UNA MISMA COMIDA?

¡Mito! Estos nutrientes naturalmente están presentes en muchos alimentos, por lo tanto, ya se están mezclando en una comida. Además, en una comida bien planificada para cubrir los requerimientos nutricionales, todos los macronutrientes están presentes, y nuestro organismo es capaz de digerirlos a todos.



La Obesidad Infantil.

La obesidad contribuye entre otras causas a incrementar la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, alteraciones esqueléticas, hipertensión arterial, hipercolesterolemia e inadaptación psicosocial entre las más importantes.



¿Qué Se Entiende Por Obesidad? La palabra obesidad deriva del latín obesus que quiere decir "Persona que tiene gordura en demasía". Se caracteriza por la acumulación y almacenamiento excesivo de grasa, principalmente en el tejido adiposo. Se manifiesta por un incremento de peso mayor al 20 por ciento del peso ideal esperado por la edad, la talla y el sexo. En los niños, una forma práctica, aunque no exacta, para calcular el peso a partir de los dos años de edad y hasta los cinco, resulta de multiplicar la edad en años por dos más ocho (niño de tres años=3 x 2 + 8=14 kg.) Estos factores tienen que ser cuidadosamente comparados cuando se analiza la obesidad en los niños y adolescentes.
En la mayoría de los casos el médico, los padres y el niño están más preocupados por los problemas sociales que la obesidad origina, que por las alteraciones y complicaciones metabólicas que ésta puede ocasionar.

¿Cuáles Son Las Causas Por La Que Mi Hijo Puede Ser Obeso?
La obesidad durante la infancia y adolescencia es el resultado de una compleja interacción entre los factores genéticos, psicológicos, ambientales, y factores socioeconómicos.
Factores como el estado de salud y el ambiente en que se desarrolla el niño, juegan un papel principal en la génesis de la obesidad.
Factores predisponentes para que un niño se convierta en obeso son: que los padres sean gordos, inadecuados hábitos de alimentación en la familia, es más frecuente cuando la madre es la obesa, en virtud de que ella es la que convive mayor tiempo con el niño.
Actitudes sedentarias como comer golosinas delante del televisor, en el automóvil y durante los juegos de salón o de mesa la favorecen.

¿Cómo Se Manifiesta la Obesidad?
La creencia de los padres y de algunos médicos de que el lactante obeso es sinónimo de salud es falsa. Inicialmente el aumento de peso es paulatino y progresivo, los padres están contentos porque su hijo se ve sano, después regordete y por último gordo cuando ya sobrepasó el 20 por ciento de su peso ideal.

Son niños por lo general pasivos, reprimidos, tímidos, su gran apetito obedece a una actitud de escape, comen de manera compulsiva, tienen bajo rendimiento escolar y deportivo. Su tez rubicunda, rollizo o rechoncho.

¿Puede Afectar Psicológicamente La Obesidad A Mi Hijo?
Sí, la capacidad del niño para discriminar entre el hambre y otras necesidades o afectos se desarrolla en la experiencia recíproca al lado de su madre. Cuando la madre alimenta al niño en respuesta a demandas que no son nutricionales, como ternura, enojo o miedo, él no podrá diferenciar entre lo que es el hambre y estar molesto. Esto provocará una sobrealimentación y la confusión ante las demandas afectivas del niño, que no le permitirán tener una claridad de sus necesidades, lo que generará mayor inseguridad.

El niño y adolescente obesos muestran poca tolerancia a las actitudes de sus compañeros y familiares en relación con su aspecto y aceptación, muy pronto se sienten marginados y rechazados, los insultos de sus compañeros pueden ser destructivos.

Esta condición se exacerba en los adolescentes en los que coincide con los cambios físicos propios de su edad. Ser obeso o tener ligero sobrepeso, esta fuera de moda.

El cuerpo obeso puede representar una protección, un caparazón, una barrera o una máscara como defensa para protegerse de su inseguridad, dependencia y ansiedad.

¿Cómo Puede Prevenir La Obesidad En Mi Hijo?
A través de modificar los hábitos nutricionales de la familia, principalmente en los padres, quienes a pesar de no ser obesos deben vigilar estrechamente la alimentación de sus hijos y limitar el consumo exagerado de alimentos. El ejemplo de qué alimentos, cómo y cuándo es la mejor forma para educar a los hijos. Ya que compartir los alimentos constituye una actividad social y trascendente en la relación familia, esta oportunidad debe aprovecharse para prevenir la obesidad infantil y evitar llegar al tratamiento que es muy complejo y prolongado.

Alimentar adecuadamente a los niños desde su nacimiento y durante los primeros años de vida, es la mejor forma de impedir que aparezca la obesidad. desde los primeros meses de la vida se identifican los sabores, se conocen los alimentos, sus texturas, se adquieren los hábitos de alimentación, se marcan los gustos y las preferencias por los alimentos.

Mediante la alimentación al pecho materno (libre demanda) el niño consume lo que necesita, mientras que con el biberón se tiende a alimentarlo de más, lo que puede ser el inicio de la obesidad y un mal hábito.

La adecuada introducción de alimentos diferentes de la leche materna entre los cuatro y seis meses de edad es indispensable para prevenir la obesidad, iniciar con un solo alimentos; ofrecerlo por dos o tres días seguidos para conocer si tolerancia; no mezclar alimentos; no forzar su aceptación; ofrecer primero los sólidos y después los líquidos; incrementar progresivamente la cantidad ofrecida; promover el consumo de alimentos naturales, prepararlos sin la adición de condimentos y especies; ofrecer alimentos en textura adecuada para la edad, primero papillas, seguidas de picados y trozos. Hay que recordar que la alimentación en un hábito por lo que deberá adaptarse al horario y al menú familiar, lo que favorece socialización y aprendizaje.
Durante los dos primeros años de vida se genera en los niños el hábito alimentario, a través de cómo, cuándo, dónde y con quién se come.

Reglas para la alimentación, como horarios fijos específicos para los tiempos de comida, determinar el lugar para el consumo de alimentos, indicar cuál es el comportamiento que se debe tener en la mesa, promover una masticación adecuada y marcar el tiempo disponible para el consumo de alimentos, entre otras, serán las bases de los hábitos de alimentación.
Utilizar algunos alimentos y principalmente las golosinas como premios no es conveniente, ya que se encuentran fuera de las reglas, esto puede originar que el niño empiece a tener una preferencia marcada por estos alimentos, al relacionarlos con actos y conductas que ante sus padres fueron positivos.
Ahora señalaremos su tratamiento y la importancia de la participación de los padres en el manejo integral del niño obeso.

 ¿Cómo Puedo Participar En El Tratamiento De La Obesidad De Mi Hijo?
El tratamiento del paciente obeso es multidisciplinario. Ante la sospecha de sobrepeso en su hijo debe consultar al médico lo antes posible, quien a su vez se apoyará en el endocrinólogo pediatra, nutriólogo, paidopsiquiatra, gastroenterólogo pediatra y psicólogo, para manejarlo integralmente.
Los padres debemos vigilar que el niño al bajar de peso no presente alteraciones en su crecimiento y desarrollo, no causarle alteraciones metabólicas, disminuir el apetito y tratar de evitar los problemas psicológicos, objetivos todos ellos que se persiguen durante el tratamiento.

Una forma práctica para lograrlos es a través de los siguientes pasos:
1.- Cambiar el hábito alimentario del niño y la familia.
2.- Dieta adecuada para su etapa de crecimiento y desarrollo.
3.- Ejercicio y actividad física rutinaria.
4.- Participación activa de los padres y la familia.

1.- Educar a su hijo y modificar los hábitos alimentarios familiares, no es tarea fácil, sin embargo se pueden utilizar diferentes técnicas que lo harán más sencillo, y que a continuación recomiendo:
a) Control Diario. Consiste en que el niño lleve un registro semanal del consumo de alimentos, especificando la cantidad de cada uno de ellos, así como la actividad física que realiza y por cuánto tiempo.
Evitar las actividades que condicionan el consumo de alimentos fuera de los horarios de comida, como el ir de compras al supermercado antes de haber comido, tener botanas. Consumir alimentos que por costumbre se acompañen de otros hipercalóricos, como hamburguesas con papas y refresco, pizzas, hot dogs y especialmente lo que se conoce como "comida rápida". Comprometer al niño en la observación de su dieta y actividad física, lo hará más responsable y consciente de su problema.

b) Modificar los Hábitos Dietéticos: Es la etapa más difícil de lograr, ésta puede conseguirse al reforzar los buenos hábitos, como la masticación, el comer despacio, disminuir la cantidad de alimentos, balancear la dieta, evitar las golosinas, tomar agua en lugar de refrescos, no realizar otra actividad simultánea como ver la televisión o distraerlo con juguetes, cambiar los hábitos de toda la familia, plantear metas semanales para evaluarlas e incrementar la actividad física diaria.
Durante el tiempo que el niño esté bajo un régimen dietético y acuda a un evento infantil (fiestas, kermesse, etc.) deberá recomendarle que podrá comer y reforzar su conducta ante cualquier circunstancia social, a través de felicitarlo por su comportamiento y premiarlo con un estímulo afectivo.

2.- Dieta Adecuada: Bajo prescripción médica se aportarán los requerimientos calóricos diarios del niño, de acuerdo a su etapa de crecimiento y desarrollo. Es conveniente sugerir los alimentos que habitualmente se consumen y particularmente aquellos que más le agradan al niño, así el médico podrá seleccionar de ellos aquellos que sean adecuados para la nueva dieta.

En la medida de lo posible y de acuerdo con su edad individualizar la dieta, fraccionarla en las comidas del día y de preferencia con el sistema de intercambios para elegir alimentos. Recordar que la prescripción dietética es sólo una parte del tratamiento nutricio.

Las dietas muy bajas en calorías no están indicadas para niños ni adolescentes, generalmente son dietas que se emplean por periodos muy cortos y que no modifican la conducta alimentaria, lo que tampoco se recomienda en niños. No olvidar que el niño pertenece a un entorno social en el que la alimentación juega un papel trascendental.

Los malos hábitos alimentarios de los padres los aprenden los hijos, agregar sal antes de probar los alimentos usar azúcar en exceso, condimentos, salsas y aceites, son algunos de los ejemplos que durante las comidas del día, el niño adquiere, inicialmente por imitación y que posteriormente repite, lo que generará un mal hábito para su vida futura.

3.- Ejercicio Rutinario.- Este favorece el gasto de energía y contribuye a disminuir de peso. Incorporar al niño y adolescente a la actividad física diaria es un principio indispensable. Se recomienda que esta actividad la realice acompañado de los padres, hermanos o amigos con una frecuencia de 3 a 5 días por semana, iniciarlo con una duración de 15 minutos e incrementarlo hasta una hora. Actividades como caminata, natación, ciclismo, o bien, algún deporte de interés y diversión para el niño como jugar futbol o patinar son siempre un ejercicio. Por otra parte, se debe propiciar la actividad física diaria en casa, tratar de caminar más, subir escaleras en lugar de utilizar elevador y andar en bicicleta. Disminuir las actividades sedentarias por largos periodos, como son ver televisión, usar la computadora y juegos de video.

4.- Participación de los Padres.- Esta es la acción más importante de todo el tratamiento. De los padres depende en gran medida el tipo, cantidad y la preparación de los alimentos que comerá el niño. Es muy útil modificar los hábitos alimentarios de toda la familia, no comprar alimentos que el niño no puede consumir, utilizar platos pequeños, ofrecer porciones pequeñas, mantener los alimentos fuera de la vista del niño y educar con el ejemplo.
En ocasiones los padres condicionan indirectamente la obesidad de sus hijos, al ofrecer alimentos para distraer la atención de los niños, les brindan golosinas en los momentos en que están "ocupados" y no pueden atenderlos o los premian con pasteles, dulces, chocolates y helados.


Convivir durante la alimentación del niño, poner límites y compartir los alimentos en familia, favorece el instituir buenos hábitos.
A partir de la edad escolar es conveniente hacer responsable al niño de seguir las recomendaciones de la dieta, siempre supervisado por los padres, quienes deben estar convencidos y de mutuo acuerdo con todas las medidas que se llevarán a cabo para alcanzar el éxito del tratamiento.


"Recordar Que La Alimentación Es Un Hábito
Que Se Adquiere En El Seno Familiar"

jueves, 28 de octubre de 2010

Alimentos para Mejorar el Estres.

Además de poner en peligro nuestra salud y nuestro sistema nervioso, estar estresados puede hacernos atacar la nevera cuando la ansiedad nos puede.
 
Por ello, hay que convertir la comida en una aliada. Además, hay ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mitigar el estrés.
Comer de forma equilibrada es fundamental para mantener en orden tu cuerpo y tu mente y evitar que el estrés afecte a tu estómago, tus defensas y tu sistema nervioso. De tus menús depende buena parte de tu estabilidad física y emocional.

Amistades peligrosas
Estar estresado puede hacerte devorar una tableta de chocolate en unos minutos. Según los especialistas, la ansiedad, el estrés y la tensión nos empujan a establecer relaciones peligrosas con la alimentación. De hecho, un estudio realizado recientemente en España demuestra que muchas de las mujeres que sufren anorexia nerviosa estuvieron sometidas a fuertes situaciones de estrés.

Recurrir a la comida cuando estamos nerviosos es una mala solución por muchos motivos: una dieta rica en azúcar es perniciosa para la salud y, además, engorda. Por otra parte, los dulces aumentan la concentración de azúcar en la sangre, lo que, después del “subidón”, provoca decaimiento. Otra de las consecuencias es la proliferación de radicales libres, que se traduce en la oxidación de los tejidos.

Si el estrés forma parte de tu vida diaria, debes tratar de aliarte con la alimentación para evitar que llegue a superarte. Aquí tienes una lista de los alimentos beneficiosos que, por sus nutrientes e incluso sabor, calman tu sistema nervioso y te ayudan a mantener tu cuerpo en orden. Para que lo tengas más fácil, también te hemos preparado una lista de la compra muy especial: antiestrés y baja en calorías.

¿Existen los alimentos antiestrés?
Ningún nutriente puede en sí mismo atribuirse efectos antiestresantes. Sin embargo, hay un hecho irrefutable: el placer que nos produce comer ciertos alimentos provoca en nuestro organismo una secreción de “opiáceos endógenos” que nos proporciona sensación de bienestar e incluso cierta euforia.

Pero no podemos olvidar que los gustos de cada uno son diferentes y cada persona tiene sus propios alimentos antiestrés. Aunque en general la mayoría se decanta por los dulces y las grasas, hay a quien le puede encantar el pan o las frutas. El problema está en controlar las cantidades...

Más que alimentarse de ciertos alimentos, la mejor estrategia frente al estrés es comer bien y de todo, ya que de ello depende que nuestras defensas estén altas.

Los nutrientes que contribuyan a mantener fuerte nuestro organismo y, por tanto, a paliar el estrés, son:

Las vitaminas. La A, la C y la E combaten directamente la formación de radicales libres. La A se obtiene de las zanahorias, el melón, el brócoli, las coles de Bruselas, las espinacas y los boniatos. La C está presente en los cítricos y en el brócoli, los pimientos, el melón y el tomate. Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites vegetales. Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y judías verdes. 

Minerales. Potasio, magnesio y calcio son imprescindibles porque estimulan la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés. Por otro lado, tienen propiedades relajantes y mantienen a raya el ritmo cardíaco. Frutas, verduras, cereales enteros y carne son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras (puede desaparecer en la cocción, por eso es aconsejable consumir esta agua en forma de sopa o salsas). Los frutos secos, cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración. El calcio, por último, es conocido como “el tranquilizante natural” y, desde luego, pocas cosas tienen un efecto tan sedante como beber un vaso de leche tibia antes de acostarse. 

Alimentos Relajantes. Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado mientras que otros favorecen la irritabilidad. Entre los alimentos “relajantes” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.

Chocolate: ¿amigo o enemigo?
Es uno de los alimentos más utilizados por miles de mujeres para calmar los nervios. Incluso se ha llegado a afirmar que crea adicción. Efectivamente, el cacao contiene sustancias de efecto calmante, además del placer que produce su sabor. Pero ojo: si abusas de él añadirás calorías extra a tu organismo e incluso puedes producir un efecto excitante. Un par de onzas de chocolate negro (menos calórico) pueden ayudarte a calmar la ansiedad y proporcionar combustible a tu cerebro sin aportar apenas calorías.

Lo mismo nos ocurre con los dulces: aparte del chocolate, es lo que más nos apetece comer cuando estamos nerviosos. La explicación es que los glúcidos provocan un aumento de la cantidad de insulina en sangre, lo que permite la secreción de triptófano, un aminoácido que se transforma en serotonina, que calma la depresión y la ansiedad. Los azúcares de digestión rápida producen este efecto casi inmediatamente, por lo que no debe extrañarte que te apetezca comer dulce cuando estás triste. Una vez más, debes utilizarlos de forma inteligente para no darle a tu cuerpo grasas y calorías en exceso.

Además de poner en peligro nuestra salud y nuestro sistema nervioso, estar estresados puede hacernos atacar la nevera cuando la ansiedad nos puede. Por ello, hay que convertir la comida en una aliada. Además, hay ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mitigar el estrés. 

Comer de forma equilibrada es fundamental para mantener en orden tu cuerpo y tu mente y evitar que el estrés afecte a tu estómago, tus defensas y tu sistema nervioso. De tus menús depende buena parte de tu estabilidad física y emocional.

Esta es una lista que de seguro te va a ayudar:
- Vrutas y verduras. Que no falten en tu carrito todas aquellas ricas en vitaminas del grupo B y C: coles, espinacas, lechuga, tomate, naranjas, kiwis, etc.

- Los Lácteos: las vitaminas y minerales aportados por la leche son indispensables para evitar el estrés. Que no falten en tu nevera yogures normales o desnatados, leche semidesnatada y quesos (escoge los bajos en grasas)

- En la Carnicería: la carne es rica en vitamina B3, que ayudará a tu organismo a luchar contra las tensiones externas. Lo mejor: las carnes magras, sobre todo la ternera, el jamón serrano y los embutidos ibéricos, el pollo o el pavo.

- En la Pescadería: el pescado contiene montones de vitaminas, minerales y oligoelementos excelentes para combatir el estrés. Por su relación calidad-precio, los pescados azules como el boquerón, la sardina o la caballa, son los mejores.

- En la Panadería: la fibra es absolutamente necesaria para el buen funcionamiento de tu organismo y, sobre todo, para proteger tu estómago, uno de los principales afectados por el estrés. Mejor el pan normal que el de molde, y mejor aún el integral. Echa también al carrito cereales completos para el desayuno y biscotes integrales para la merienda o el tentempié (con atún llenan y engordan muy poco).

- Conservas y Congelados: además de sacarte de un apuro, las conservas de atún, sardinas o berberechos son un alimento excelente y bajo en grasas. De la sección de congelados te interesan las verduras y productos del mar, olvídate de los platos precocinados. Llévate también botes de legumbres para preparar en ensalada, y de verduras para tomar con vinagreta.

- Bebidas: además de la leche, no te olvides de las infusiones: tila, poleo y valeriana. Respecto a los zumos, los envasados tienen demasiados azúcares. Los refrescos: mejor ligth o sin cafeína. Compra cacao para chocolatear la leche cuando estés decaída y cereales solubles para sustituir el café. Para darte un capricho: un buen vino.

- Condimentos: no te olvides de coger una ramita de perejil, ayuda a absorber el hierro, un mineral imprescindible para estar fuerte. Añadir especias como el oréganos o la canela te harán regalarte los sentidos y te harán sentir mejor.

- ¿Los Caprichitoss? Todo el mundo tiene sus particulares alimentos antiestrés (chocolate, dulces, frutos secos...). Echa algunos al carrito pero sabiendo que son para casos de emergencia y en pequeñas dosis
Un truco antiestrés y anticalorías. Ten siempre a mano una barrita de regaliz por si te asalta el hambre entre horas: además de calmar el hambre sin aportar apenas calorías, tiene una poderoso efecto antiestrés. 

¿Sabías que?... Cuando a nuestro cuerpo se le exige una carga extra de energía por presiones en el trabajo por estrés emocional, el organismo agota las reservas de energía y, en consecuencia, las reservas de vitamina B, lo que nos vuelve vulnerables a padecer depresión, insomnio o irritabilidad. Para evitarlo, debes incluir en tu dieta alimentos como el brócoli, acelgas y espinacas, los cereales y las leguminosas, que contienen el complejo de vitamina B.

Un Consejo: si estás sometida a situaciones de estrés o te sientes agotada mental y físicamente, toma levadura de cerveza, es un suplemento alimenticio rico en proteínas y vitaminas que tiene propiedades antiestresantes y desintoxicantes.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Alimentación para Personas con Tratamientos de Cancer (Quimioterapia)

Una dieta sana puede proporcionarle la energía necesaria para estimular el crecimiento de las células normales.
También puede ayudarle a mantener las fuerzas y a combatir las infecciones. Como consecuencia, podría sentirse mejor y resistir más fácilmente los efectos secundarios. 

No existe una dieta "anticancerosa" especial. Durante los tratamientos de quimioterapia, normalmente la dieta es muy flexible. 

El organismo debe estar en las mejores condiciones para combatir cualquier tipo de infecciones y/o reconstruir tejidos sanos más rápidamente. La dieta debe ser balanceada, que contenga todos los nutrientes que el cuerpo necesita.

Algunos consejos generales
Los síntomas experimentados debido al cáncer y sus tratamientos, así como también los síntomas psicológicos como la depresión o la ansiedad, pueden influir sobre la nutrición.

Para los pacientes de cáncer, la nutrición durante la quimioterapia es importante. El objetivo principal antes, durante y después de los tratamientos es ingerir las calorías adecuadas para mantener el peso y las proteínas correctas para optimizar su sistema inmunitario, sus fuerzas y su tolerancia a los tratamientos. Cuando se esfuerce por ingerir las calorías y proteínas adecuadas durante la quimioterapia, intente seguir una dieta equilibrada para minimizar las deficiencias de nutrientes y pida a su médico o dietista información sobre si sería adecuado para usted tomar un suplemento multivitamínico.

Para los pacientes de cáncer, la dieta y la nutrición durante la quimioterapia deben estar basadas en lo que puedan tolerar y en ayudar a controlar síntomas tales como las náuseas, los vómitos, la diarrea, el estreñimiento, las alteraciones en el sentido del gusto, la sequedad bucal, dolor o llagas en la boca, la falta de apetito, la sensación de saciedad anticipada y la fatiga. Es importante controlar estos síntomas y mantener simultáneamente los objetivos en relación con una ingesta adecuada de calorías y proteínas.

Beba bastantes líquidos
  • Los líquidos ayudan a producir orina y a disminuir el estreñimiento. Ayudan a prevenir los problemas del riñón y de la vejiga.
  • Ayudan a reemplazar los líquidos que se pierden con el vómito y la diarrea.
  • Pruebe a beber agua, jugos sin endulzar y otras bebidas de sabores, sin cafeína.
  • Eliminan las toxinas del cuerpo.
Consuma suficientes calorías
  • Las calorías actúan de combustible para el cuerpo. El cuerpo usa este combustible para realizar todas sus funciones, incluyendo la curación.
  • Para obtener suficientes calorías coma cosas como helados (si los tolera), aguacates y huevos.
  • Añada mantequilla y salsas a las comidas (si lo tolera).
Coma proteínas
  • Las proteínas ayudan a desarrollar los músculos, los huesos, la piel y la sangre.
  • Ayudan a que su cuerpo sane y combata infecciones.
  • Esta es una buena selección: yogur, huevos, pollo, carnes con poca grasa y mantequilla de cacahuate.
  • Pregúntele al médico sobre las proteínas en polvo instantáneas u otros suplementos.
Comer bien durante el tratamiento
Los efectos secundarios pueden dificultar comer bien algunos días. Los siguientes consejos le ayudarán a seguir obteniendo la nutrición que necesita.
  • Pruebe nuevos alimentos y recetas.
  • Coma pequeñas porciones con frecuencia y despacio.
  • Coma un bocadillo o una merienda sana en vez de una comida, si no tiene hambre.
  • Pruebe a comer en un sitio distinto.
  • Salga a caminar antes de comer.
  • Complete su dieta con vitaminas de frutas, verduras y granos.
  • Si vive solo y no tiene ganas de cocinar, pregunte a su médico o enfermera sobre programas de distribución de comidas a domicilio como “Meals on Wheels” o parecidos.
¿Qué pasa si no tengo ganas de comer?
Los efectos colaterales de la quimioterapia pueden alterar el apetito algunos días. Sin embargo, debe intentarlo, para tener las fuerzas suficientes para salir adelante, para no perder peso, que en estos momentos es muy importante. Las principales causas de que no tenga apetito pueden ser las nauseas, problemas en la garganta o boca, que le pueden causar dolor. Otra causa puede ser el estado de ánimo, tal vez se sienta deprimido, triste o muy cansado y realmente no tenga apetito.
  • Le aconsejamos que consulte a su médico y/o dietista en relación con cualquier régimen dietético especial.
  • No se ha comprobado que estas dietas posean efectos anticancerosos.
Existen numerosos regímenes dietéticos especiales que se promocionan para combatir o tratar el cáncer, incluyendo programas como el macrobiótico, la terapia Gerson, el régimen Livingston-Wheeler, el régimen Kelley-González y la terapia con agropiro o triguillo ("pasto de trigo").
Estas dietas pueden estar pensadas para ofrecer beneficios de salud para tratar el cáncer, pero también pueden significar riesgos por nutrición inadecuada o desnutrición en diversos grados, interacciones entre los fármacos y los nutrientes, aumento de la fatiga y alteraciones en los parámetros de laboratorio.
Algunas dietas especiales se usan para aumentar al máximo la tolerancia y evitar agregar complicaciones a la quimioterapia a causa del plan alimenticio.

Principios dietéticos
A continuación se presenta un resumen de la filosofía, los principios dietéticos y los aspectos de interés o con los que hay que tener precaución en relación con estas dietas:

1- Líquidos transparentes
Este tipo de líquidos incluyen los jugos de frutas, las gelatinas, los sorbetes de agua (popsicles), los caldos, hielo de frutas, el café y el té. Esta dieta se usa habitualmente después de una cirugía mientras se recupera la digestión, así como para permitir que el intestino descanse de vómitos y diarrea.

2- Líquidos completos
Esta dieta incluye leche, yogur sin trozos de frutas, helados, sorbetes (sherbet), batidos, sopas coladas en crema, cereales calientes, suplementos comerciales, natillas y pudines. Esta dieta se usa como siguiente paso después de una dieta con líquidos transparentes y en personas que experimentan dificultad para tragar alimentos sólidos debido a un estrechamiento del esófago o dolor bucal o de garganta.

3- Dietas blandas o bajas en residuos
Una dieta blanda evita las frutas y los vegetales crudos, así como los alimentos con piel, los frutos secos, las semillas, etc. Se puede indicar una dieta blanda para pacientes con riesgo moderado de obstrucción intestinal, que podría ser el resultado de analgésicos o medicamentos antieméticos que provocan estreñimiento extremo. Por otro lado, una dieta baja en residuos es muy restrictiva y omite todas las frutas y los vegetales salvo los jugos de frutas y las papas blancas. También evita la mayoría de las legumbres (los granos) y cualquier alimento que pueda dejar residuos en el intestino. Esta dieta está diseñada únicamente para pacientes con obstrucción parcial del intestino o con un alto riesgo de presentar una obstrucción.

4- Dieta baja en lactosa
Esta dieta evita los productos que contienen leche, como por ejemplo las natillas, los pudines, los helados, los sorbetes (sherbet), las salsas a base de crema de leche, las sopas en crema y los batidos. Entre los productos aceptables se encuentran los lácteos fermentados, como el queso cheddar, la leche acidófila, el suero de leche, el yogur, la crema agria, las leches con bajo contenido de lactosa (por ejemplo, Lactaid) o sin lactosa. Esta dieta es apropiada para pacientes con intolerancia a la lactosa o que sufren de gases, hinchazón, calambres o diarrea después de ingerir productos que contienen lactosa. También puede ser necesario seguir una dieta con bajo contenido de lactosa si se observa este tipo de síntomas en relación con los tratamientos para el cáncer. Consulte a su dietista para saber si esta dieta es adecuada para usted.

5- Suplementos para su dieta antes, durante o después de la quimioterapia
Con el fin de mantener su peso antes, durante o después de los tratamientos, puede ser necesario que ingiera alimentos o bebidas con alto contenido calórico. Podría hacerle falta agregar refuerzos calóricos a sus comidas o bebidas para evitar la pérdida de peso o reducirla al mínimo. 

Debido a los cambios que experimentarán sus necesidades nutricionales y de alimentación a causa del cáncer y de los tratamientos de quimioterapia, es posible que tenga que reforzar las proteínas en su dieta para aumentar al máximo sus energías, su fuerza, su función inmunitaria y la integridad de su piel.

martes, 26 de octubre de 2010

¿Por Que Tu Dieta No Da Resultados?

Aunque es injusto algunas personas no saben en que están fallando: ¿Por qué tú dieta no está funcionando?, es una pregunta se necesita responder con urgencia antes que la frustración disminuya la motivación para seguir un estilo de vida sano. 
 
Todos alguna vez se han hecho la pregunta ¿Por qué no logro bajar de peso aún mejorando mi dieta? 

Es muy importante saber porque esos cambios en la dieta están fracasando. Muchas personas que intentan bajar de peso ignoran factores cruciales que influyen mucho para adelgazar por eso es frecuente que no logren bajar de peso aún haciendo el esfuerzo por mejorar la alimentación. Recientemente se ha descubierto que las personas a dieta no reconocen todos los factores y consejos necesarios para bajar de peso.

Las causas más frecuentes de porque una dieta, no brinda los efectos esperados, pueden ser:
Tu dieta no está funcionando porque previamente estabas
haciendo dietas de comer poco
Es frecuente encontrar pacientes que toman Medicinas para bajar de peso para disminuir el apetito o disminuir la absorción de los alimentos como Orlistat o Sibutramina y pasan varios días ayunando. Ayunar o hacer dietas de comer poco engorda muchísimo. Al principio parece que estas adelgazando pero en realidad solo estas perdiendo tus músculos.
Recomendación: En vez de hacer dietas de comer poco es mejor descubrir cómo acelerar su metabolismo para bajar de peso, por ejemplo incrementando la actividad física.

Tu dieta no está funcionando porque no duermes 
suficiente para bajar de peso
Es notable como después de una noche sin dormir bien, se tiene más apetito. Además al siguiente día aumentan las preferencias por los alimentos con sabores dulces. No dormir bien es aún más importante para bajar de peso que la dieta, pero no solo dormir ocho horas como mínimo es importante, sino dormir profundo. Por eso si estas durmiendo junto a un roncador que no te permite dormir profundo, puede ser esa la razón por la cual tu esfuerzos por bajar de peso están fracasando. 
Recomendación: Evaluar la causa del porque no se esta durmiendo bien, si es por incomodidad, stress o alguna enfermedad y consultar a un profesional es caso de ser necesario. Tomar tizanas con hierbas relajantes, darse un baño caliente o Omar n vaso de leche tibia, son algunos de los consejos para dormir profundo y prevenir el insomnio.

Tu dieta no está funcionando porque no sabes cuales son los Carbohidratos
Los Carbohidratos (harinas, cereales, galletas, frutas, golosinas y azúcar) empeoran la función de la hormona insulina y pueden producir insulinresistencia. 
Recomendación: No es necesario eliminar los Carbohidratos pero definitivamente es bueno evitar comerlos en exceso.

Tu dieta no está funcionando porque tienes deficiencia de calcio y vitamina D
Es crucial, pero poco conocida la importancia del calcio y la vitamina D para bajar de peso. Cuando existe una falta de calcio o vitamina D las células de grasa entienden que deben almacenar toda la comida y empiezan a crecer de forma indetenible. El calcio y la vitamina D determinan el comportamiento de varias células del cuerpo incluyendo las células de grasa. Es impresionante como la deficiencia de calcio y vitamina D en muchos casos puede ser la causa de no lograr bajar de peso aún mejorando la dieta. 
Empezar a consumir calcio y vitamina D con los alimentos lácteos (leche descremada, yogur descremado y queso sin grasa inhibe el crecimiento de la grasa y facilita muchísimo bajar de peso.
Recomendación: Mientras más lácteos mejor. Mientras más alimentos con calcio y vitamina D consumas será más fácil lograr bajar de peso. Los alimentos que más deberías consumir con calcio y vitamina D son la leche descremada, el yogur descremado y el queso sin grasa.

Hipotiroidismo
Aunque es muy infrecuente algunas personas pueden engordar 4 o 5 kgs por tener hipotiroidismo o problemas con la producción de hormonas en la glándula tiroides. Nunca el hipotiroidismo es capaz de hacer engordar a alguien 10 kgs. Es muy importante reconocer los síntomas del hipotiroidismo: sensación de frío, pulso lento, estreñimiento, piel reseca, cabello muy reseco, hinchazón de las piernas y los párpados. Además las personas con hipotiroidismo tienen secreción de leche por los senos, depresión, dolores musculares. 
Recomendación: Si se presentan algunos de los síntomas mencionados o existen antecedentes familiares consultas con un médico endocrinólogo para realizar el examen correspondiente para diagnosticar el hipotiroidismo: dosificación de TSH. A diferencia de otras enfermedades en las cuales los síntomas son muy importantes para hacer el diagnóstico, en el hipotiroidismo los resultados de laboratorio son muy útiles. Se debe medir en el laboratorio la TSH y si se encuentra entre 0,5 y 6,0 se puede descartar sufrir de hipotiroidismo

Tu dieta no está funcionando porque no haces ejercicio
Durante el ejercicio se queman algunas pocas calorías, pero eso es lo menos importante para lograr bajar de peso. Lo más importante del ejercicio son los cambios hormonales que provoca. A diferencia de lo que piensan algunos el ejercicio disminuye el hambre y la ansiedad. Además el ejercicio ayuda a dormir más profundo y evitar la depresión. 
Recomendación: Hacer ejercicio suele ser muy aburrido. Es necesario buscar alguna forma de divertirse mientras haces ejercicios. Tener un compañero de ejercicios es buena idea para mantenerse motivado.

Tu dieta no está funcionando porque eres mayor de 60 años
Es cierto que al llegar a los 60 años la capacidad del cuerpo para quemar las calorías ingeridas con las comidas es menor por varias razones. La producción de hormona de crecimiento que a los 30 años ocurría al dormir profundo o hacer ejercicio a los 60 años ha desaparecido totalmente. Esta hormona era capaz de transformar las comidas en músculo, pero su ausencia hace que la comida sea transformada en grasa. Además a esta edad las personas tienden a hacer menos ejercicios y es más frecuente empezar a tomar medicinas que no ayudan a bajar de peso.
Recomendación: Consultar con el médico para evitar tomar medicinas que engorden y buscar apoyo para hacer ejercicios


Tu dieta no está funcionando porque estas tomando medicinas que no ayudan a bajar de peso.
Las personas que toman medicinas que no permiten bajar de peso generalmente han realizado muchos sacrificios por bajar de peso, pero sus familiares desconfían de que realmente se estén esforzando por bajar de peso y cuidar su salud. Muchas veces sólo con dejar de tomar la medicina que no permite bajar de peso, los pacientes empiezan a bajar de peso sin tanto esfuerzo. Hay que tener en cuenta que cambiar la dieta y el estilo de vida es más difícil que sustituir la medicina que no le ayuda a bajar de peso.
Recomendación: Siempre existen medicamentos con efectos similares que no impiden bajar de peso y que pueden ser mejor opción.

Nuestra Salud Intestinal, ¿Como Cuidarla?

Cuidar nuestro intestino es esencial para que nuestras células puedan realizar sus funciones a partir de los nutrientes que nos proporcionan los alimentos
 
El proceso de absorción de aquello que comemos se produce principalmente en las paredes del intestino delgado, donde se absorbe la mayor parte del agua, azúcares, minerales y vitaminas, así como los productos de digestión de proteínas, grasas e hidratos de carbono, que hacen posible la vida.

¿Cómo se puede mejorar la salud intestinal?
Para cuidar la salud de nuestro intestino es necesario llevar a cabo una alimentación equilibrada y variada, en la que no falten ciertos componentes que se relacionan de un modo especial con el buen funcionamiento del sistema digestivo.

Hortalizas y frutas frescas, que no te falten
Estos alimentos son muy buena fuente de vitaminas como el beta-caroteno o pro-vitamina A y de vitamina C, entre otros nutrientes. El beta-caroteno se transforma en el organismo cuando éste lo necesita en vitamina A, la cual contribuye a mantener en buen estado la piel y las mucosas, además de ejercer una acción antioxidante. La vitamina C, también antioxidante, es necesaria para la formación de colágeno -componente esencial de las membranas de las células-. Si hay carencia de estos nutrientes, hay riesgo de que la mucosa intestinal se vuelva más frágil. Si se consumen al natural, aportan además un tipo de sustancias llamadas enzimas que favorecen la digestión de los alimentos.

Aceites vegetales, frutos secos y germen de trigo
Son alimentos ricos en vitamina E y grasas del tipo omega 3 y omega 6. La vitamina E, al igual que el beta-caroteno y la vitamina C, ejerce una acción antioxidante. Asimismo previene la oxidación -reacciones de alteración- de las grasas y protege las membranas celulares. Los ácidos grasos omega3 y omega 6, confieren elasticidad y adaptabilidad a las membranas de las células intestinales. Los omega-3 son en especial interesantes puesto que a partir de ellos se producen en nuestro cuerpo prostaglandinas de la serie 3; compuestos que controlan las inflamaciones.

Yogures, kéfir y otros lácteos fermentados
Además de ser alimentos con unas buenas cualidades nutricionales, actúan sobre la flora intestinal promoviendo el desarrollo de bacterias beneficiosas para el organismo y la salud. Se digieren muy fácilmente y sus nutrientes son de buena asimilación a nivel intestinal.

Fibra de cereales integrales, legumbres, hortalizas, frutas y frutos secos
La fibra dietética se encuentra únicamente en los alimentos de origen vegetal y tiene la particularidad de no ser atacada por los enzimas del estómago ni del intestino delgado, por lo que llega al colon o intestino grueso sin degradarse. 

En el colon es fermentada por las bacterias intestinales lo que favorece el equilibrio de la flora intestinal, además de aportar otros beneficios en todo el organismo al incrementar la sensación de saciedad, contribuir a hacer más soluble la bilis, ayudar a regular el nivel de glucosa y colesterol en sangre y a combatir el estreñimiento. Las necesidades de fibra se estiman en unos 25-30 gramos al día. 

Para ello basta tomar cereales integrales, una ensalada y verdura repartidas entre comida y cena, además de de 3 piezas de fruta cada día. Siempre conviene tener presente que el aporte de fibra se ha de ir aumentando poco a poco. Así, el aparato digestivo se va adaptando y se evitan ciertas molestias intestinales como la flatulencia o la hinchazón.

Qué factores influyen en el estado de la mucosa intestinal
La hiperpermeabilidad intestinal ocurre cuando las paredes intestinales se inflaman, son atacadas por sustancias dañinas fruto de una excesiva putrefacción intestinal, o cuando la dieta es insuficiente en sustancias protectoras. 

Aumentan la permeabilidad intestinal:
Exceso de grasas animales: las grasas saturadas animales, incluida la mantequilla, contienen ácido butírico, que degrada la vitamina F (ácidos grasos poliinsaturados) y actúa como permeabilizante de la pared intestinal. Además, el exceso de grasas, fritos, etc… puede provocar una excesiva secreción de bilis, que dañe la pared intestinal.

Exceso de proteína animal: los alimentos animales se pudren, los vegetales fermentan. Las bacterias ayudan a completar la descomposición de los alimentos en la parte media del intestino delgado. La población de nuestra flora intestinal es 10 veces superior al número de células de nuestro cuerpo, lo que da idea de su importancia.

Algunos medicamentos: los antibióticos, que dañan la flora intestinal beneficiosa, las aspirinas, que son corrosivas para la mucosa digestiva (por eso no deben tomarse con el estómago vacío), las drogas esteroideas. Los aditivos alimentarios pueden tener muy variados efectos sobre la mucosa.
Son irritantes de la mucosa intestinal el café, el cacao, el alcohol, el tabaco, el azúcar, algunas especias. Hay muchas personas que son estreñidas pero no lo saben, porque el café y/o la leche que consumen les produce heces blandas. Ambos acontecimientos pueden contrarrestarse, dando una apariencia de normalidad… y ponerse de manifiesto el día que no toman café.

Intolerancias alimentarias: que causan fermentación de aquellos nutrientes que no pueden digerirse correctamente (lactosa, gluten, caseína, etc…), cuyos subproductos (entre otros alcohol) irritan la mucosa.
Insuficiente aporte de ácidos grasos poliinsaturados (omega-3 y omega-6), que confieren elasticidad y adaptabilidad a las membranas de las células intestinales, lo que también influye en el grado de permeabilidad de la mucosa. Dada la rapidez con que ésta se regenera, es necesario un aporte diario de estos nutrientes. Los omega-3 son especialmente interesantes por ser precursores de las prostaglandinas de la serie 3, que intervienen controlando las inflamaciones.

Insuficiente aporte de carotenos y/o vitamina A: esenciales para preservar el buen estado de piel y mucosas; vitamina E, antioxidante de las grasas y por tanto protector de las membranas celulares; y vitamina C, antioxidante y necesaria para el mantenimiento del tejido conjuntivo.
La insuficiencia de elementos estructurales y protectores debilitan la membrana de las células de la mucosa, volviéndola frágil y poco eficaz en su labor de filtro.

Una dieta con abundantes alimentos vegetales: verduras, cereales integrales, legumbres, algas… promueven el desarrollo de bacterias intestinales beneficiosas: lactobacilus acidofilus, y Bifidus, que además ayudan a mantener a raya la población de bacterias como Escherichia Coli, y de hongos como las Cándidas. Estas últimas son favorecidas por un exceso de alimentos cárnicos, y cuando su población aumenta, pueden causar daños en la mucosa intestinal. Es conocido el hecho de que a mayor consumo de carnes, mayor la probabilidad de padecer cáncer de colon.

¿Qué es la Flora intestinal?
Es la flora que vive de forma natural en el intestino, ayudando, en ocasiones, a la absorción de nutrientes y formando un ecosistema completo que se autorregula y se mantiene en equilibrio. En otras ocasiones son imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como la Vitamina K.

En el intestino de los recién nacidos no hay microorganismos, durante las primeras etapas de la vida se va componiendo un tipo de flora inicial, primeramente a partir de la flora vaginal y gastrointestinal de la madre. Posteriormente, por efecto de la leche materna, se favorece un predominio de bífidobacterias en los lactantes alimentados así, y flora diversa en los que reciben otros alimentos. Y por último, tras destete se produce una flora de transición que cambia hasta la flora del adulto.

El intestino de un adulto contiene aproximadamente 1014 bacterias, divididas en más de 400 especies y subespecies distintas que alcanzan un peso de 1 a 1,5 kg.

Las bacterias, por ser organismos unicelulares, tienen la capacidad de ejecutar por sí solas todos los metabolismos vitales, por lo que la flora intestinal puede considerarse como un gran y complejo órgano metabolizador del cuerpo humano. Por tanto, este "órgano" influye sobre nuestra salud y bienestar.

¿Cuáles son los microorganismos beneficiosos para la salud de la flora intestinal?
En el intestino grueso se diferencian entre microorganismos beneficiosos para la salud, como las bifidobacterias y los lactobacilos, de microorganismos que pueden provocar enfermedades como E. coli, salmonelas y Clostridium. 

Estos últimos no pueden asimilar la lactulosa. Impulsando el crecimiento de microorganismos beneficiosos para la salud por medio de la lactulosa, se reducen los posibles agentes patógenos.

Otras funciones importantes de una flora intestinal sana son:
  • Inhibición del crecimiento de microorganismos patógenos
  • Mejora de la actividad del sistema inmunológico
  • Recuperación de la flora intestinal después del tratamiento con antibióticos
  • Producción de enzimas digestivas
  • Inhibición de virus (p. ej., rotavirus