lunes, 28 de febrero de 2011

Comida Rapida o Fast food (que no forme parte de tu dieta habitual)

La comida fast food posee una elevada densidad energética por su alto contenido en grasas e hidratos de carbono.
          Rapidez de servicio, horarios amplios, precios económicos y una vastísima red de establecimientos son las ganancias fuertes de las cadenas de comida rápida. Pero su éxito no sólo radica en la comodidad: la comida rápida ha captado, mal que nos pese, nuestros paladares, y a pesar de su mala fama nutricional todos hemos sucumbido en alguna ocasión ante una hamburguesa o una porción de pizza.

¿Qué tipo de Productos Ofrecen?
          Los productos de fast food se pueden clasificar en dos grupos: los de influencia y características anglosajonas, como hamburguesas, salchichas y papas fritas acompañadas de salsas diversas (mayonesa, mostaza, ketchup...), y los de procedencia mediterránea, como pizzas, bocadillos, tapas y kebabs (pinchos de carne adobada de origen árabe envueltos en pan de pita y acompañados de vegetales y salsas de yogur). Por sus características nutricionales, la comida rápida de estilo mediterráneo o árabe se puede considerar más saludable que la de estilo sajón.

          Dentro de este tipo de productos no hay que olvidar platos típicos de otros países que constituyen una novedosa forma de comida rápida, como los burritos mexicanos o la comida china, además de la amplia gama de productos precocinados (lasañas, canelones, paellas, empanaditas, croquetas, tequeños, pasteles...), cada vez más demandados por los consumidores.

          Dado lo heterogéneo de estos productos no es fácil determinar un valor nutritivo representativo. Sin embargo, todos tienen algo en común: una elevada densidad energética debido a su alto contenido en grasa (en especial grasa saturada y colesterol) e hidratos de carbono (pan, pita, base de pizza, tortitas...). Y si bien es cierto que aportan proteínas de calidad (huevos, carnes, pescados, quesos...), se quedan cortos de fibra, vitaminas y minerales, excepto en sodio (sal). Y no hay que olvidar que el número de calorías que ingerimos aumenta, y mucho, si la comida se acompaña de patatas fritas, bollería y refresco o bebida alcohólica.

El abuso del Fast Food
          El consumo de este tipo de comida no supone ningún inconveniente para la salud siempre que no se convierta en un hábito ni sustituya a los alimentos básicos. Pero lo que está ocurriendo es que cada vez más personas los incluyen como base de su dieta, sin ser conscientes de los peligros nutricionales que ello conlleva.

Excesiva Energía
          Con tan sólo una comida fast food se ingiere más de la mitad de la energía diaria necesaria. Si a ello añadimos la energía aportada por el resto de comidas del día, el contenido energético de la ingesta total se dispara y se favorece el exceso de peso.

Demasiada grasa y colesterol
          Las grasas saturadas -en exceso tienden a aumentar los niveles de colesterol en sangre- y el colesterol son abundantes en estos productos debido a las salsas a base de huevo, mantequilla, nata, manteca y otros ingredientes grasos que se emplean en su elaboración, y a los aceites de coco y palma que se usan en la fritura.

Digestiones difíciles

          En la mayoría de las ocasiones los alimentos están fritos, empanados o rebozados, por lo que se enriquecen en grasa, que calentada resulta aún más indigesta.


Abundantes aditivos
          En general, estos productos contienen más sal que los que se preparan en casa, en parte porque el sodio se utiliza como conservante. Además, para conseguir el aspecto deseado en cuanto a color, olor, sabor y textura llevan añadidos conservantes, colorantes, antiapelmazantes, estabilizantes, etc. Estos platos suelen incluir condimentos fuertes o aditivos que potencian el sabor y que estimulan el apetito y, con el tiempo, alteran la percepción del sentido del gusto y crean hábito.  
Alternativas saludables

         Fast food no significa, necesariamente, comida basura. Una selección adecuada de alimentos y una correcta frecuencia de consumo pueden hacer de una comida rápida una propuesta original, equilibrada y saludable.



Comida rápida en casa...
          Si no disponemos de tiempo o nos da pereza cocinar, solemos recurrir a la comida rápida. Aunque no es recomendable abusar de ella, cuando la preparamos en casa al menos conocemos con seguridad la calidad y la cantidad de los ingredientes utilizados. La clave está en incluir en el menú otros alimentos que complementen en nutrientes la comida, con el fin de elaborar una comida rápida equilibrada y nutritiva.

          Pizza o bocadillo con ingredientes magros (quesos, jamón, atún al natural, pollo, pavo, ternera...) y vegetales (tomate, cebolla, pimientos, champiñones, alcachofas, espinacas, calabacín, berenjena, etc.), ensalada y fruta.

         Hamburguesa (de ternera o de pollo) a la plancha con loncha de queso poco graso, ensalada, patatas asadas o cocidas (y no siempre fritas), pan integral y fruta.

          Bocadillo de salchichas de pavo con tomate frito, poca mayonesa, ensalada y zumo.

          Patatas fritas menos grasas: asarlas en el microondas unos minutos y saltearlas con poco aceite para que se tuesten. Si están fritas, extenderlas sobre papel de cocina para que pierdan el exceso de aceite.

          Refrescos menos energéticos: escoger la versión light, o mejor, sustituirlos por agua o jugo.

Fast food fuera de casa...

          Si se come fuera, las posibilidades de elección tienden a ser limitadas, aunque hay cadenas que han comenzado a ampliar su oferta incluyendo alimentos más saludables: ensaladas, frutas, yogures...

jueves, 24 de febrero de 2011

Ilusion de las Dietas Rapidas

Aunado a las enfermedades derivadas de la gordura, cada vez, mucha mas gente, se enfrentan al dilema cotidiano de optar por las soluciones “mágicas”


¿Productos que se anuncian en los horarios nocturnos en la televisión  ó seguir una terapia médica bajo la vigilancia de especialistas en medicina, nutrición y sicología?

Muchos desean una solución rápida, fácil, sin esfuerzo, sin dietas ni ejercicio; pero los especialistas no se cansan de insistir en que sin una alimentación balanceada, una transformación en los hábitos, estilo de vida y actividad física, es imposible perder los kilos de sobrepeso, además de que la autoestima se deteriora ante el fracaso o rebote de “los tratamientos milagrosos”, que incluso pueden generar complicaciones en la salud y pérdidas económicas.

Por lo pronto, algunas de las principales empresas en alimentos y restaurantes en Estados Unidos han empezado a cambiar la forma de preparar los platillos preferidos de los niños. Por ejemplo, los fabricantes de cereales General Mills anuncian que introducirán una versión con menos azúcar de sus populares cereales para niños Trix, Cinnamon Toast Chrunch y Cocoa Puffs. Asimismo, la empresa Kelloggs lanzará versiones con menos azúcar de cereales infantiles, como el Frosted Flakes.

En Estados Unidos, donde 15% de los adolescentes y niños tiene problemas de obesidad, las autoridades de educación pública prohibieron los refrescos, caramelos y meriendas con alto contenido de grasa en las máquinas vendedoras y en las cafeterías de las escuelas.
Y la pregunta que nos hacemos es, ¿Y mientras estas medidas se implantan en el mundo?

Últimamente me he dado cuenta que la mayoría de las revistas y periódicos que cruzan mis manos contienen artículos y reportes acerca de estudios o descubrimientos históricos, mensajes psicológicos que tramitan hacer de nuestras vidas algo superior o idílico o patrañas de cómo bajar de peso para poder verse como una actriz. 

No sé si esas crónicas están en boga por ser del auténtico interés de las masas o porque para dichas publicaciones son tanteos lo suficiente accesible y baratos con que rellenar sus páginas vacías (como suelen hacer con repetitivas y sosas historias de los que supuestamente consideran famosos.)

Dietas, existen para tirar al mar...de la luna, helados, pizzas y otras sofisticadas como la de la Fuerza Aérea, Antidieta y Scarsdale. Todas venden una disminución de peso rápida efectiva y casi sin sufrimiento. Sería adecuado agregar que el dicho norteamericano no pain, no gain (sin dolor, no hay ganancia) se aplica a la perfección, pero no es así, porque la eficacia de las dietas no está dada por el sufrimiento que causan sino que por su capacidad de cambiar la forma de nutrición de la persona.

La doctora Carolina González, nutrióloga de Clínica Alemana, afirma que “todas las dietas disarmónicas –en las que no hay un régimen balanceado- son dañinas porque no tienen la cantidad de nutrientes adecuados. Pero su mayor debilidad es que no forman un hábito de alimentación saludable y permanente. Y es que las personas con sobrepeso tienen un problema para toda la vida, por lo tanto, no les sirve una dieta de dos semanas porque van a recuperar los kilos bajados en cuanto vuelvan a comer como lo hacían antes.”

Por esta razón, muchas de las medidas tomadas en esta época con gran emergencia para ser tan delgadas como una sirena, provocan más perjuicios que alegrías. Todos quieren bajar de peso rápidamente y creen que es la mejor manera de hacerlo, cuando se reducen kilos apresuradamente, disminuye el metabolismo lo que ayuda a subirlos con la misma velocidad con que se bajaron.

No comer nada durante la semana y desatarse el fin de semana también es una pésima costumbre, “ya que muchos son capaces de devorarse el domingo todo lo que ahorraron durante la semana y eso no resulta”.

Otro riesgo es caer en déficit por un régimen descontrolado y poco balanceado. Eliminar de la dieta las azúcares refinadas no es un problema porque las no refinadas se encuentran en las frutas y el pan que nunca se dejan de consumir completamente. Erradicar las grasas completamente es muy difícil, pero si se lograra, es peligroso porque se puede caer en un déficit de ácidos grasos esenciales.

“Y es que en el fondo, la única dieta que sirve es una hipocalórica equilibrada que disminuya la cantidad de grasa y azúcares refinadas, y pueda ser sostenida en el tiempo, lo que implica adquirir buenos hábitos de alimentacion, como comer cuatro  o cinco veces al día. 

Para bajar de peso, primero se debe poner en marcha un plan en el que pueda eliminar dos a cuatro kilos al mes con una dieta hipocalórica que debe ser elaborada de acuerdo al gasto calórico de la persona, cosa que consuma de 1000 ó 500 calorías diarias menos de las que gasta”.

Yo estoy completamente de acuerdo a la especialista, tocaya Carolina Gonzalez, definitivamente no existe ninguna dieta milagrosa, si hay personas a las que les resulta la Antidieta, por ejemplo, es porque logran adquirir un sistema alimenticio y no porque haya alguna magia en la combinación de las proteínas con los carbohidratos.

Sólo una disminución de las calorías con una variedad de alimentos enmarcada en hábitos alimenticios adecuados y actividad física ayuda a darle la bienvenida al sol y las poleras aunque sea en la mitad del invierno. 

Sin el ánimo de desilusionar a alguien, puedo afirmar que las dietas mágicas no existen. Lo que sí es factible de encontrar es un programa alimenticio que permita obtener una reducción de kilos de peso, pero que debe ser mantenido a través del tiempo. 

Uno de los principales problemas de este tipo de dietas es que aparte de ser muy estrictas; si bien reducen peso, se trata de agua o masa muscular y no de grasa, que es la más difícil de eliminar, sobre todo con el paso de los años. Esto es así porque las grasas que ingerimos diariamente deben ser eliminadas, de lo contrario se acumulan en las partes más conflictivas del cuerpo y se endurecen. (caderas, vientre, parte superior de los brazos, etc.) 

Por este motivo se hace indispensable definir, o mejor dicho redefinir, nuestros hábitos de vida. 

Dietas mágicas bautizadas con nombres falsos
Las dietas buscan a sus víctimas por los dias de enero (tras el atracón navideño) o mayo (en la llamada ‘operación biquini’). Su estrategia surte efecto, sobre todo, sobre las mujeres, que están desesperadas por perder peso. 

Entre las más populares están la dieta de la Clínica Mayo (“que adopta el nombre de la institución sin tener nada que ver”), la dieta de ‘toma la mitad’, la dieta Gourmet, la dieta cero, la dieta de Hay o disociada, el régimen de Sahelton, dieta Hollywood, la dieta de Montignac, Antidieta, dieta Atkins. 

Todas ellas son dietas “mágicas”. Además, “el tratamiento dietético de la obesidad es un proceso a largo plazo que se caracteriza no sólo por la implantación de un régimen dietético sino también por la modificación de los hábitos alimentarios y estilo de vida, que incluyen cambios en la actividad física diaria, situaciones de sobreingesta puntual, ingesta impulsiva o no planeada”. 

La buena educación en la mesa no sólo significa buenos modales. No saber qué, cómo y cuándo comer ciertos alimentos conlleva, a largo plazo, trastornos como la obesidad o enfermedades cardiovasculares, diabetes o anemia. 

La invasión de las dietas mágicas o de ciertos suplementos alimenticios en forma de ‘barritas’ o pastillas ‘absorbegrasas’ han conseguido acabar con las bases de una alimentación equilibrada. Sus ventajas, rápida pérdida de peso. Sus desventajas, pérdida de hábitos básicos para una buena salud.

El paisaje que nos rodea es light, usa la talla chica, come bio, se autorreceta barritas , bebidas (merengadas) sustitutivas o sigue la dieta de la alcachofa. Mientras, varias personas se operan a vida o muerte con tal de reducir su estómago y perder los kilos que les impiden hacer una vida normal. Ni lo uno, ni lo otro. Light o No, la nuestra es una sociedad de extremos que sólo puede aliviar una buena educación a la mesa, y no hablamos de buenos modales.

“Hoy día, la preocupación por adelgazar no sólo pertenece a las personas obesas. Las delgadas buscan conseguir el cuerpo llamado ‘perfecto’”, por todo eso, cualquier dieta “deberá llevarse a cabo por facultativos sanitarios expertos en nutrición equilibrada y alimentación saludable”.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Alimentacion y Ansiedad

Una alimentación inadecuada puede agravar la ansiedad. La ansiedad es un estado emocional en el que la persona tiene sentimientos de angustia, desesperanza y de vacío interno.

Se trata de un trastorno que empieza afectando a la mente pero que también puede tener repercusión sobre diversos órganos del cuerpo, pudiendo llegar a producir: taquicardia, dolor estomacal, diarreas, etc.

Situaciones que contribuyen a agravar esta situación:
  • Dietas desequilibradas en las que se produce una ingesta insuficiente de hidratos de carbono, vitaminas y sales minerales, nutrientes todos ellos necesarios para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
  • Horarios anárquicos de comidas; realizar sólo 2-3 comidas/día muy distanciadas entre sí…
  • Consumo habitual de bebidas alcohólicas o estimulantes y tabaco. No hay que olvidar que todo tóxico deteriora en mayor o menor medida el sistema nervioso.
  • Falta de descanso
Pautas para modificar el comportamiento alimentario en caso de ansiedad:
  • Distinguir entre sensación de ansiedad y hambre.
  • Respetar los horarios (no saltarse ninguna comida). Conviene retrasar el acto de comer unos minutos a partir del momento en el que se experimentan las primeras sensaciones de hambre.
  • Comer sentado en la mesa, de un modo tranquilo y ordenado (sin mezclar platos).
  • Retirar la fuente de la mesa después de servirse.
  • Acostumbrarse a dejar siempre algo en el plato, no comer "lo que sobra".
  • Levantarse de la mesa en el momento en que se ha terminado de comer.
  • Planificar los menús con tiempo para poder prepararlos adecuadamente.
  • Hacer la compra con una lista evitando "lo prohibido"; llevar dinero justo.
  • No comprar ni cocinar cuando se tiene hambre. Por ejemplo: preparar la cena, después de la comida…
  • Preparar una lista de actividades que sean incompatibles con comer fuera de hora. Realizar esas actividades cuando se sienta ansioso por comer.
  • Aprender a relajarse para evitar tensiones que crean primero ansiedad y conducen luego a la sobreingesta.
La ansiedad: un mecanismo normal
La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente. Por ejemplo, nos ayuda a estudiar si estamos frente a un examen, estar alerta ante una cita o una entrevista de trabajo, huir ante un incendio, etc.

Sin embargo, cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere notablemente en las actividades sociales, laborales, o intelectuales. Puede limitar la libertad de movimientos y opciones personales. En estos casos no estamos ante un simple problemas de "nervios", sino ante una alteración. Existen varios tipos de trastornos por ansiedad cada uno con sus características propias.

Se calcula que entre un 15% y un 20% de la población padece, o padecerá a lo largo de su vida, problemas relacionadas con la ansiedad con una importancia suficiente como para requerir tratamiento. La mejora espontánea (es decir sin consulta ni tratamiento) de los problemas por ansiedad es improbable. Sólo se produce en muy pocos casos. En la mayoría de los casos la ansiedad tiende a mantenerse, e incluso a extenderse y generalizarse. Tratar de sobreponerse a base de fuerza de voluntad, como piensan algunas personas, no es efectivo. Querer que los síntomas desaparezcan no da resultado, no es suficiente. Lo más conveniente es tratarse lo antes posible. La gran mayoría de los casos mejoran siguiendo el tratamiento adecuado.

Más allá de los llamados trastornos por ansiedad (pánico, agorafobia, fobia social, obsesiones, ansiedad generalizada, etc), la ansiedad es, además, un componente importante de otros problemas: problemas de alimentación, problemas sexuales, problemas de relación personal, dificultades de rendimiento intelectual, molestias físicas de origen psicosomático, etc.

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas y pueden clasificarse en diferentes grupos:
  • Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mereo e inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aperecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
  • Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos, temor la muerte, la locura, o el suicidio.
  • De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mádíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.
  • Intelectuales o cognitivos: Difucultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
  • Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se muestra mal vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas. Algunos de ellos sólo se manifiestan de manera significativa en alteraciones o trastornos de la ansiedad. En casos de ansiedad normal se experiemntan pocos síntomas, normalmente de poca intensidad, poca duración, y son poco incapacitantes. 

La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no puede ni deben eliminarse, dado que se trata de un mecanismo funcional y adaptativo.
Se trata de saber convivir con la ansiedad, sin perder la operatividad. Sim embargo, algunas personas que han sufrido trastornos por ansiedad, sobre todo si han sido muy severos o incapacitantes,están tan sensibilizadas que tienen después dificultades para tolerar la ansiedad normal, e incluso distinguirla de la patológica.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
Es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. La preocupación y la tensión son crónicas aún cuando nada parece provocarlas. Padecer este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad. Las preocupaciones frecuentemente se presentan acompañadas de síntomas físicos tales como temblores, tensión muscular y náusea. 

Las personas que padecen de TAG no parecen poder deshacerse de sus inquietudes aún cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica. Quienes padecen de TAG también parecen no poder relajarse. Frecuentemente tienen trabajo en conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden sentir náusea o que tienen que ir al baño frecuentemente. O pueden sentir como si tuvieran un nudo en la garganta. 

Muchos individuos con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces también sufren de depresión.
Por lo general, el daño asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para llevar a cabo hasta las actividades diarias más simples. 

El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta. Es más común en las mujeres que en los hombres y con frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses preocupándose excesivamente por varios problemas diarios. 

En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Sin embargo lo adecuado es seguir un tratatamiento. Se éstan llevando a cabo investigaciones para confirmar la efectividad de medicamentos ansiolíticos (benzodiazepinas, buspirona) y antidepresivos. También son útiles las técnicas de terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación y de retroalimentación para controlar la tensión muscular.

martes, 22 de febrero de 2011

Anemias Nutricionales

Las anemias por ingestión inadecuada de hierro, proteínas, ciertas vitaminas (B12, ácido fólico, piridoxina y ácido ascórbico), cobre y otros metales pesados suelen denominarse nutricionales. Las más comunes se deben a deficiencia de hierro o ácido fólico
 
Anemias ferropénicas
En este grupo se incluye un número de anemias crónicas que se caracterizan por eritocitos pequeños y pálidos. El factor causal es la depleción de los depósitos de hierro por una discrepancia entre los requerimientos y la ingesta.
En adultos, la pérdida crónica de sangre es la causa más frecuente de anemia ferropénica; ésta puede ser fisiológica, por ejemplo, la menstruación o los embarazos múltiples, o patológica como las pérdidas gastrointestinales por ulceraciones, parásitos o neoplasias.
Las alteraciones del tracto gastrointestinal como la aclorhidria o la diarrea crónica, pueden también producir anemia ferropénica por una alteración en el mecanismo de absorción del hierro. Así mismo, durante el embarazo existe un cierto grado de anemia hipocrómica causado por una aumento de la demanda por parte el feto acompañado de un incremento del vólumen sanguíneo circulatorio.
Los niños, a menudo, presentan anemia ferropénica en los periodos de rápido desarrollo por un aumento de las demandas debido al constante crecimiento de los tejidos
La anemia ferropénica por deficiencia nutricional pura puede observarse en niños y adultos que siguen una dieta exclusivamente láctea, con rechazo de otro tipo de alimentos ricos en hierro.

Sintomatología
Los síntomas de la anemia ferropénica son similares a los de los otros tipos de anemias. Existe debilidad, cansancio, palidez, disnea de esfuerzo, síntomas vagos gastrointestinales e incluso malabsorción. El comienzo suele ser insidioso. La piel, las mucosas y las uñas están pálidas por la disminución de la hemoglobina circulante. Si la anemia es de larga duración puede encontrarse la atrofia de las papilas linguales.
Habitualmente se busca una deficiencia de hierro en presencia de anemia, aunque la evidencia de los depósitos disminuidos sea previa a la anemia. El mejor índice de screeninges la ferritinemia, ya que la única causa de su disminución es el déficit de hierro

Determinaciones habituales
Hemoglobina: La hemoglobina contiene el 65% del hierro corporal total, un 45 % se encuentra en la mioglobina, un 10% en enzimas que contienen hierro no hémico y un 30% en depósito (ferririna, hemosiderina). Unicamente en pequeñas cantidades se encuentra en forma circulante (trransferrina).
Ferritina: La ferritina constituye la principal forma de depósito del hierro en el hígado, bazo y médula ósea. La procedencia de la ferritina sérica es desconocida, pero parece que proviene del sistema reticuloendotelial. Los niveles séricos de ferritina son proporcionales al hierro medular e inversamente proporcionales a la transferrina. En el hombre adulto una ferritinemia por debajo de 12-15 ng/mL se asocia a deficiencia de hierro y depósitos disminuidos, lo mismo ocurre en la mujer por debajo de 10 ng/mL.
Hierro sérico y capacidad de fijación de hierro: El hierro sérico se encuentra ampliamente únido a la transferrina a razón de dos moléculas de hierro por molécula de proteína. El coeficiente de variación del hierro sérico a lo largo del día es del 30 %. Las cifras matinales son un 30 % superiores a las vespertinas y los niveles disminuyen así mismo antes del ciclo menstrual. La concentración sérica de hierro es de 150-250 } ug/dL oscilando los niveles normales en adultos entre 60 y 200 ug/dL, con cifras ligeramente superiores en hombres que en mujeres.
Transferrina: La transferrina procede de la síntesis hepática y tiene una vida media plasmática de 8 días. Su coeficiente de variación es del 8 % . Los niveles medios para el hombre son de 350 ± 50 pg/dL y para la mujer de 380 ± 70 n íg/dL. La mayor parte del hierro no incorporado a la hemoglobina va unido a la transferrina.

El tratamiento principal de la anemia ferropénica es la administración oral de hierro inorgánico en forma ferrosa. Se dispone de hierro oral en una amplia gama de preparados comerciales en forma de sulfato ferroso, lactato, fumarato, gluconato y gluramato.
La cantidad absorbida no se halla linealmente relacionada con la cantidad ingerida, la forma ferrosa es más absorbible que la forma férrica, y la existencia de ácido ascórbico aumenta la absorción de hierro por conservarlo en estado reducido.
La aparición de efectos secundarios con los preparados de hierro limira la cantidad administrable. Es frecuente encontrar efectos adversos gastrointestinales como náuseas, estreñimiento, distensión epigástrica o diarreas. Los preparados que liberan lentamente el hierro reducen la frecuencia de efectos gastrointestinales. Se aconseja la vía oral en prácticamente todas las ocasiones, pero puede urilizarse la administración parenreral de hierro en forma dextrán.

Duración del tratamiento
En el transcurso de dos o tres días se observa un aumento de la rericulocirosis. Los valores de hemoglobina comienzan a aumentar en 4 días. El tratamiento debe mantenerse durante varios meses con el fin de reponer las reservas corporales.

Dosis
La dosis diaria de hierro para adultos se encuentra entre 50 y 200 mg y la dosis para niños es de 6 mg/Kg/día. 

Tratamiento dietético
Contienen hierro alimentario una gran variedad de frutos secos y semillas, así como la carne roja y la yema de huevo. Son pobres en hierro los productos lácteos, las patatas y la fruta fresca. El contenido en las plantas varía en función de las condiciones de crecimiento. El hierro vegetal se absorbe con más dificultad que el hierro de procedencia animal. Para prevenir o corregir la deficiencia de este elemento, su biodisponibilidad en los alimentos tiene mayor importancia que el hierro total de la dieta.

Biodisponibilidad del hierro en la dieta
Varios factores influyen en la biodisponibilidad del hierro en la dieta. El índice de absorción depende del estado de los depósitos de la persona; cuanto más disminuidos se encuentren los depósi tos más se absorberá el hierro . La absorción también depende de la forma en que existe en la dieta. El hierro hemo (carne, pescado y aves) se absorbe mejor que el hierro no hemo (granos, vegetales y frutas).
El hierro hemo se absorbe entre un 15 - 35 % según el valor de los depósitos en el cuerpo. El hierro no hemo se absorbe entre un 3 y un 8 % según el número de factores que aumentan su absorción en la carne, pescado y aves, y de la presencia de ácido ascórbico que actúa como factor estimulante de la absorción del hierro no hemo.


Anemia por carencia de ácido fólico
Este tipo de anemia se presenta en el esprué tropical, en algunas embarazadas y en lactantes que nacen de madres con deficiencia. La causa mas frecuente son las dietas inadecuadas (alcoholismo crónico), la absorción y la utilización defectuosas del ácido fólico (anticonceptivos orales, anticonvulsivos, diálisis, enfermedades hepáticas...) y el aumento de los requerimientos por el crecimiento.
Los depósitos normales de folato se agotan en el transcurso de dos a cuatro meses por una dieta deficiente de este elemento. La carencia de ácido fólico origina la aparición de una ánemia megaloblástica (similar a la producida por déficit de vitamina B12) con eritrocitos grandes e inmaduros. Los síntomas acompañantes son de fatiga, disnea, glosodinia, diarrea, irritabilidad, anorexia, glositis, etc.).
El tratamiento adecuado consiste en restituir los depósitos de folaros. Se recomienda 1 mg de folato oral diario durante dos o tres semanas. Los depósitos de vitamina B12 deben de ser evaluados antes de la administración de folatos.

Anemia por carencia de vitamina B12
Se trata de una anemia megaloblásrica macrocírica denominada también anemia perniciosa. La carencía de vitamina B 12 es secundaria a la falta de factor intrínseco, una proteína del jugo gástrico necesaria para su absorción. Rara vez se encuentra un déficit de vitamina B12 de origen exclusivamente dietético.
Entre las enfermedades que pueden afectar la presencia de factor intrínseco se encuentran procesos digestivos como la aclorhidria, gastrectomías, enfermedades crónicas del páncreas, enfermedades que afectan al íleo, etc. Los síntomas repercuten en el tubo digestivo y en el sistema nervioso central y periférico. Pueden aparecer hormigueos en manos y pies, falta de memoria y parestesias, disminución del apetito y cansancio.
El diagnóstico se realiza mediante la prueba de Schilling, en la que se administra una dosis oral de B12 radiactiva y se mide la eliminación urinaria. Posteriormente se añade factor intrínseco comprobando el aumento de absorción y eliminación.
El tratamiento consiste en inyecciones intramusculares o subcutáneas de 50 mg al día de vitamina B12 durante dos semanas seguidas de 100 mg al mes.

Aspectos Nutricionales
Anemia ferropénica
Situaciones de mayor riesgo: etapas de crecimiento y desarrollo, embarazadas, pérdidas hemorrágicas, málabsorción y vegetarianos estrictos.
El déficit de hierro suele ir asociado a carencias de vitaminas y otros minerales (ácido fólico y zinc en y embarazadas).
El hierro de origen vegetal o hierro no hemo se absorbe peor que el de origen animal.
Favorecen su absorción: vitamina C, fructosa. ácido cítrico, proteínas (sobre todo los aminoácidos. (histidina, cistina, metionina).
Disminuven la absorción: ácido oxálico (espinacas), taninos (café, té). fitatos (fibra de envolturas del grano de cereales), carbonatos, fosfatos, la carencia de ciertas vitaminas, el exceso de cobalto, zinc y cadmio. manganeso, plomo (elementos divalentes), que compiten con los mecanismos de transporte del hierro, el déficit de cobre y la insuficiencia de proteínas.

Anemia por carencia de ácido fólico
Son situaciones de riesgo el embarazo y el consumo de dietas desequilibradas en las que faltan frutas y verduras.

Anemia por carencia de B12
La falta de esta vitamina se asocia a una alimentación vegetariana dietas pobres en proteínas animales, con riesgos aumentados a medida que se hace más estricta, y a niveles sanguíneos bajos en folatos.

Los vegetarianos estrictos tienen más riesgo de presentar anemias porque:
  • La vitamina B12 se encuentra casi exclusivamente en alimentos de origen animal.
  • El hierro no hemo tiene un coeficiente de absorción menor que el hierro hemo.
  • Las proteínas vegetales deben estar correctamente combinadas para conseguir que. en su conjunto. tengan un valor equiparable a las de carnes, pescados o huevos.
Habitualmente el déficit de ácido fólico aparece en personas que han perdido peso de forma significariva mientras que la deficiencia de vitamina B12 es más frecuente en personas con normo o sobrepeso.

Guia para la confección de un menu
Tomar dos veces por semana legumbres con patatas o arroz, y pimiento, para mejorar la calidad de la proteína y aumentar la absorción de hierro y vitamina C del pimiento.
Las verduras más recomendadas son: acelgas, espinacas y habas frescas poco cocinadas, y endibia y escaroL en ensalada.
Segundos platos, proteicos, consumir:
  • 2 raciones diarias de carne, huevo o pescado.
  • 3 veces al mes como mínimo hígado (muy rico en hierro hemo).
Postres: fruta, preferentemente cítricos (vitamina C) y/o lácteos (mejoran la absorción de ácido fólico).
Los cereales integrales tienen más hierro, vitamina B12 y ácido fólico que los refinados, pero su conteníio en fitaros hace que se utilicen peor. No abusar de ellos.
El alcohol disminuye la absorción de ácido fólico
La anemia perniciosa es frecuente en alcohólicos crónicos. Se aconseja no ingerirlo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Las Grasas que Comemos

La palabra grasa suele asociarse con gordura o con enfermedades. Sin embargo, las grasas son imprescindibles para el funcionamiento del organismo... el veneno lo hace la dosis.


Las grasas y los aceites o triglicéridos son un grupo de compuestos orgánicos (lípidos) de naturaleza aceitosa, untuosa o cerosa. Los animales las concentran en variadas partes del cuerpo, pero principalmente en los tejidos adiposos; en las plantas están contenidas generalmente en las semillas a modo de sustancias de reserva.
Las grasas, además de aportar la mayor cantidad de energía al organismo, son importantes para que se produzca la absorción de algunas vitaminas, como las liposolubles A, D, E y K. Son también responsables en gran parte del sabor de los alimentos.

Gran parte de las grasas que consumimos se derivan de los aceites que se utilizan para cocinar y una forma muy habitual de cocinarlos es la fritura, considerada por muchos puristas de la dietética como un veneno para nuestro organismo. Sin embargo, vamos a darle un voto de confianza al frito de toda la vida aprendiendo a sacar el mejor rendimiento de los aceites vegetales.

La consecuencia inmediata de freír cualquier alimento es que éste pierde parte de sus propiedades que van a pasar al aceite de la fritura, aparte de hacer que éste gane una cantidad de calorías extra y que la digestión sea peor que la de cualquier otro tipo de cocinado. Si queremos tomar de vez en cuando alimentos fritos es importante que sigamos una serie de recomendaciones básicas para que éstos sean igual de saludables que los alimentos cocinados de cualquier otra forma.
Clasificación de las grasas...
Según la consistencia que presentan a la temperatura ambiente, las grasas se clasifican en aceites, cuando son líquidas; untos o mantecas cuando son semisólidas y sebos, cuando son sólidas. Son insolubles en agua y menos densas que ella. Generalmente, en estado puro son insípidas, inodoras e incoloras.
Las características físicas de las sustancias grasas vienen determinadas por una serie de ácidos grasos puros, algunos de los cuales son la palmitina, la estearina y la oleína (esta última está contenida principalmente en los aceites vegetales), todos ellos se encuentran en las grasas y aceites naturales en distintas proporciones. Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de organismos animales.
Grasas saturadas e insaturadas...
Según el número de átomos de hidrógeno que presentan los enlaces químicos de las grasas, éstas se dividen en saturadas, cuando contienen todos los átomos de hidrógeno posibles; e insaturadas, cuando han perdido dos o más átomos de hidrógeno (son las monoinsaturadas y poliinsaturadas respectivamente). Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de los organismos animales. Por su parte, las insaturadas son líquidas y proceden sobre todo de los aceites de semillas. Las dietas ricas en determinadas grasas se han demostrado como perjudiciales para el organismo, especialmente las saturadas (véase el siguiente apartado "Efectos de las grasas en el organismo...").
Efectos de las grasas en el organismo, el colesterol...
Además de a niveles altos de de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.

El organismo recibe las grasas de la dieta y tras descomponerlas en ácidos grasos los pasa a la sangre, formando los llamados triglicéridos. Por los estudios realizados sobre determinadas enfermedades cardíacas y vasculares, se sabe que éstas pueden ser causadas por dietas ricas en grasas, especialmente si se trata de grasas saturadas, ya que elevan el nivel de colesterol en sangre.
El aceite de oliva es una grasa insaturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por altos niveles de colesterol.
El colesterol es un lípido muy difundido en los tejidos animales, y de importancia para sintetizar variadas sustancias, tales como la vitamina D, la bilis, las hormonas sexuales, o las hormonas de la corteza suprarrenal (corticoesteroides). Sin embargo, un alto nivel de colesterol en la sangre promueve la obstrucción de las arterias, al depositarse la grasa en sus paredes y sedimentarse con cierta dureza, produciendo rigidez y disminuyendo el volumen del riego sanguíneo. Cuando esto se produce en las arterias coronarias, que tienen la misión de regar las paredes externas del corazón, se puede interrumpir el suministro y conducir finalmente a un ataque al corazón (infarto cardíaco o de miocardio). Además de a niveles altos de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.
En Dietas
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas, que aumentan el riesgo de sufrir accidentes vasculares por incremento del nivel de colesterol en sangre.
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas (procedentes generalmente de organismos animales). Por el contrario, es aconsejable sustituirlas por grasas insaturadas (procedentes de organismos vegetales), sobre todo si son del tipo poliinsaturadas, que tienden a reducir los niveles de colesterol. El aceite de oliva, por ejemplo, es una grasa no saturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por acumulación de colesterol de baja intensidad en las arterias, gracias a su contenido en ácido oleico; es además un ingrediente de la tan afamada dieta mediterránea.
Algunos ácidos grasos poliinsaturados que se encuentran generalmente en los aceites de pescado, también son beneficiosos para la circulación sanguínea, ya que reducen la coagulación y por tanto el riesgo de sufrir una trombosis
Energía de las grasas...
Aunque las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, producen sin embargo más del doble de energía que éstos.

Las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, pero sin embargo producen más del doble de energía que éstos. Son además muy fáciles de almacenar como reservas energéticas para cuando se produzca una reducción de los hidratos de carbono disponibles.
Las células procesan muy eficazmente la energía almacenada en forma de grasas. Cuando el cuerpo "quema" (oxida) un gramo de grasa, se liberan unas 9 kcalorías (alrededor de 37.000 julios), mientras que la misma cantidad en hidratos de carbono o proteínas sólo liberan unas 4 kcalorías (alrededor de 16.000 julios).
Los animales almacenan grasa preferentemente en los tejidos adiposos, para su posterior consumo durante los periodos de gran actividad física, estaciones frías o secas, o dificultad para obtener alimentos. Los humanos, sin embargo, son seres industriosos, con capacidad para modificar sus condiciones de trabajo en beneficio del máximo rendimiento, lo que implica la utilización de máquinas para desarrollar labores con el mínimo esfuerzo físico y por tanto con escaso consumo de calorías, lo que da lugar a un almacenamiento excesivo de grasas en el organismo, por ingestión de alimentos energéticos en mayor cantidad que las energías consumidas, hecho especialmente evidente en los países desarrollados e industrializados, donde además los alimentos no escasean; en estos países más del 40% del consumo total de energía procede de las grasas.

Algunas grasas animales muy comunes, como las de la leche, apenas sufren alteraciones desde su obtención.

La acumulación desproporcionada de grasa en el cuerpo humano se ha tornado en un riesgo creciente para la salud, por ello las guías nutricionales de la Organización Mundial de la Salud aconsejan que, de toda la energía ingerida a través de los alimentos, la correspondiente a grasas no supere el 30%.
Grasas y aceites alimentarios...
Las grasas y aceites, aunque también tienen utilidades industriales, son generalmente destinadas a la alimentación humana. Algunas grasas animales muy comunes en la cesta de la compra apenas sufren alteraciones desde su obtención, tal es el caso de las mantecas de cerdo y las grasas de la leche; o las margarinas, que consisten simplemente en aceites hidrogenados (endurecidos). En los últimos tiempos la industria alimentaria ha conseguido desarrollar variados productos bajos en grasa, para sustituir en todo o en parte esos otros productos, alcanzándose reducciones superiores al 20% en la dieta.
Necesidades diarias de lípidos
Se recomienda que las grasas de la dieta aporten entre un 20 y un 30 % de las necesidades energéticas diarias. Pero nuestro organismo no hace el mismo uso de los diferentes tipos de grasa, por lo que este 30 % deberá estar compuesto por un 10 % de grasas saturadas (grasa de origen animal), un 5 % de grasas insaturadas (aceite de oliva) y un 5 % de grasas poliinsaturadas (aceites de semillas y frutos secos). Además, hay ciertos lípidos que se consideran esenciales para el organismo, como el ácido linoleico o el linolénico, que si no están presentes en la dieta en pequeñas cantidades se producen enfermedades y deficiencias hormonales. Estos son los llamados ácidos grasos esenciales o vitamina F.
Si consumimos una cantidad de grasas mayor de la recomendada, el incremento de calorías en la dieta que esto supone nos impedirá tener un aporte adecuado del resto de nutrientes energéticos sin sobrepasar el límite de calorías aconsejable. En el caso de que este exceso de grasas esté formado mayoritariamente por ácidos grasos saturados (como suele ser el caso, si consumimos grandes cantidades de grasa de origen animal), aumentamos el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis, los infartos de miocardio o las embolias.
¿Que son Grasas Saturadas?
Las grasa se clasifican en tres tipos:
Saturadas
Mono-Saturadas
Poli-Saturadas
De estos tres tipos resulta mas peligroso el de las llamadas grasas saturadas. Podríamos definir, estas sencillamente por sus características externas mas elementales: se mantiene dura aún cuando se encuentra a temperatura ambiente, como sucede con la manteca de cocina y la mantequilla; es decir, las grasas saturadas sólo se derriten cuando se eleva la tempetratura.
Los alimentos de orígen animal son ricos en grasas saturadas y por lo tanto en colesterol. Incluso, hay partes determinadas de la carne de la res que son particularmente peligrosas para el corazón. Los alimentos lacteos tambien están cargados de grasas saturadas: en la leche completa el 3.6 % está constituído por grasas; los quesos (sobretodo quesos duros) las poseen en grandes cantidades; y la mantequilla y la crema no son una excepción.
Aunque es cierto que los aceites vegetales resultan menos dañinos para la salud del ser humano, algunos de ellos pertenecen al grupo de las grasas saturadas, y por tanto, resultan nocivos. Tal es el caso de los acites de coco y de palma, que se emplean en la elaboración de diferentes productos industriales, y cuyo consumo puede resultar perjudicial para las personas con indices elevados de colesterol. Este es el motivo por el que su consumo debe ser vigilado constantemente.
Estas grasas poseen niveles muy bajos de colesterol. Se caracterizan externamente porque se mantienen en estado liquido a la temperatura ambiente. Entre ellas se encuentran las semillas de algodón, maíz, girasol, semillas de sésamo, soya y otros. El uso de las grasas poli-saturadas ayuda a disminuir el nivel de colesterol en la sangre.
Las mono-saturadas se hallan en el maní, las aceitunas de oliva. Los aguacates tambien son ricos en este tipo de grasa mono-saturada.
En algunos países del mediterraneo se ha comprobado que consumen este tipo de grasa mono-saturadas logran prolongar el promedio de vida de su población, y presentan un porcentaje menor de fallecimientos por problemas cardiácos que otros pueblos.
En Abundancia:Maíz-Aves-Embutidos-Carnes-Frijoles-Huevos-Mantequilla-Vegetales-Aceite-Pescado-Leche-Frutas-