viernes, 30 de agosto de 2013

Caminar para Bajar de Peso

Al parecer, algunas personas sedentarias pasan más tiempo que otras reclinadas en sus sillas o sillones. Y esa diferencia podría ser clave para determinar quién va a aumentar de peso y quién va a mantenerse esbelto.

Los investigadores de la Clínica Mayo creen que no son los viajes al gimnasio, sino el ritmo de las actividades diarias lo que constituye el factor determinante para fijar el peso de cada persona, según un pequeño estudio de personas que se describieron a sí mismas como sedentarias.

Los científicos hallaron que las personas obesas estudiadas se sentaban durante unos 150 minutos diarios más que las personas delgadas que participaron en el estudio. Ello implicaba que las primeras quemaban unas 350 calorías menos que las segundas.

Los investigadores tuvieron en cuenta el papel que desempeñan actividades rutinarias como caminar, hablar, sentarse y pararse.
Si los sujetos con exceso de peso pudiesen adoptar la conducta de sus homólogos delgados, ello implicaría una pérdida de unos 15 kilos al año, dijo el estudio. Y no sería necesario siquiera ir al gimnasio para conseguir esa rebaja de peso.

"Creo que nuestro estudio es un rayo de esperanza, porque hace 50 años nuestras condiciones biológicas eran las mismas, pero la obesidad no era prevaleciente en Estados Unidos", dijo el director del estudio, el endocrinólogo James Levine.
"Si pudiéramos volver a los niveles de actividad de hace 50 años, tendríamos el potencial de dar marcha atrás en cuanto a la obesidad", agregó.

El déficit de actividad de los participantes sedentarios no reflejaba necesariamente una falta de motivación, dijo Levine. En lugar de ello, podría ser indicio de una diferencia en la composición química del cerebro, porque incluso cuando los obesos perdieron peso, continuaban llevando una vida sedentaria. Y cuando los delgados aumentaron de peso, no por ello adoptaron costumbres sedentarias.

Los investigadores estudiaron diez sujetos medianamente obesos y diez delgados, y los vistieron con una ropa interior especial que utilizaba una tecnología desarrollada para los tableros de control de los aviones a reacción.
Detectores distribuidos por esa ropa interior registraron las posturas y movimientos de los sujetos las 24 horas del día durante diez días.
Los voluntarios continuaron llevando sus vidas normales salvo que ingirieron todas sus comidas en un hospital de Rochester y se aseguraron de no dejar comestibles -- calorías -- en sus platos.

En la fase siguiente, los investigadores aumentaron 1.000 calorías diarias en las comidas de los voluntarios delgados durante 10 días más, de modo que pudiesen aumentar de peso, al tiempo que eliminaban mil calorías diarias de los obesos, para que pudiesen rebajar.
El estudio, publicado en la revista Science, se basó en los datos compilados acerca de los diferentes niveles de actividad entre los participantes gordos y delgados.
 
Para mantener la figura no sólo sirven los ejercicios aeróbicos. Científicos estadunidenses afirman que el secreto radica en modificar las actividades cotidianas: subir escaleras en lugar de usar el elevador, lavar a mano los platos en lugar de usar el lavavajillas, caminar en lugar de ir en automóvil o autobús.
El cuerpo quema calorías cuando marca un ritmo con los pies, aseguran James Levine y colegas de la Clínica Mayo de Rochester, en Minnesota, en la revista científica Science (volumen 307, página 584) en su edición de mañana viernes.

El equipo de investigadores realizó un experimento con diez personas de peso normal y otras diez que tenían un leve sobrepeso, a quienes les colocaron sensores en el cuerpo. Estos artefactos registraban todo movimiento, por más pequeño que fuera, durante todo el día.
Todos los participantes tenían empleos en los que debían permanecer sentados. Durante los diez días que duró la experiencia realizaron sus actividades normales, salvo que comían en la clínica, para garantizar que todos consumieran porciones iguales con la misma cantidad de calorías.

El análisis de un total de 150 millones de datos mostró que las personas más delgadas estaban "en movimiento" un promedio de 150 minutos por día más que las que tenían sobrepeso. Esta diferencia hacía que diariamente quemasen 350 calorías más, explicó Levine.
Como unidad de medida para un metabolismo más activo, el equipo utilizó el concepto Non-Exercise Activity Thermogenesis - NEAT - (Quema de calorías por actividades no deportivas).

En una fase posterior del estudio, los científicos demostraron así que las personas sedentarias hacen menos actividad física por naturaleza y no como consecuencia de su peso.
Pusieron a dieta a las 10 personas con sobrepeso, mientras que los más delagados tenían que ingerir mil calorías más por día.

A pesar de bajar de peso, las personas con sobrepeso no se vieron estimuladas a realizar ejercicios físicos.
En cambio, las personas más delgadas continuaban moviéndose más, a pesar de haber subido unos kilos, y de esta manera crearon las condiciones para bajar nuevamente de peso.
 
Aquí te damos 7 razones de por qué funciona:
Caminar quema calorías. Por ejemplo una persona que pesa aproximadamente 75 kilogramos y camina un kilómetro en 9 minutos, quemará un promedio de 550-800 calorías en una hora. Estas calorías son comparables a una comida regular.

Caminatas regulares aumentan tu ritmo metabólico. Es conocido el hecho de que una caminata cinco veces a la semana por 30 minutos a una intensidad de moderada a vigorosa aumenta tu ritmo metabólico. Este aumento en el metabolismo dura varias horas después del ejercicio, por lo que se continua quemando calorías a una velocidad más rápida aún después de terminada la caminata y estando relajado.

Una caminata puede actuar como supresor del apetito. Primero, esto se debe al aumento de la producción de una sustancia química llamada serotonina, la cual cuando alcanza cierta concentración en el cerebro suprime el apetito. Segundo, el caminar aumenta los niveles de una hormona llamada noradrenalina, que no solo aumenta el ritmo metabólico, sino que también inhibe el apetito. Al mismo tiempo, aumenta los niveles de adrenalina que son útiles para movilizar la grasa de las células que son quemadas por la energía del ejercicio.

Las caminatas aumentan tu tejido muscular. Caminatas regulares aumentan la proporción de peso músculo en todo el cuerpo. Mientras que un kilo de músculo es menor y más compacto que un kilo de grasa. Tu cuerpo lucirá más firme, liso y moldeado.

Las caminatas reducen el factor de sobrealimentación. Muchas personas se sobrealimentan por razones que nada tiene que ver con el hambre, el stress, el aburrimiento, depresión, soledad, etc. Es conocido que un programa de ejercicio puede ayudar a reducir o aliviar por completo estos factores.

Las caminatas aumentan la autoestima. También dan una sensación de “bien estar”, y esto induce a los caminadores a tener una motivación para mantenerse en un peso correcto y alimentarse sanamente, porque se sienten mejor consigo mismos. Una persona con una buena autoestima, tiene más posibilidades de dejar de comer compulsivamente.

Caminar ayuda a acelerar el tiempo del transito intestinal. Algunas investigaciones y médicos creen que los ejercicios aeróbicos ayudan a que los alimentos permanezcan menos tiempo en el estómago y los intestinos, por lo que hay menos tiempo para que las calorías y la grasa sean absorbidas.
Para que estés bien
Para que puedas gozar de todos estos beneficios no es necesario participar en maratones, basta con caminar 30 minutos diarios, cinco veces a la semana

jueves, 29 de agosto de 2013

¿Eres Dependiente de los Dulces?

¿Los dulces pueden generar adicción? Su consumo continuo puede ser una obsesión insana más que una preferencia alimentaria.

Hay quienes no necesitan ninguna excusa para comer dulces. Sienten una apetencia exagerada y desmesurada en cualquier momento, son incapaces de reprimirse y cada día se deleitan con el dulzor del chocolate, de un pastel o de un puñado de golosinas.

Lo cierto es que hablar de adicción a la comida, al dulce o al chocolate es excesivo puesto que adicción es un término relacionado con alguna clase de tóxico que se fija a ciertos receptores cerebrales causando habituación, dependencia y abstinencia. Es el caso de las drogas tantos las legales como las ilegales, ellas causan adicción pero no la comida que en cualquier caso es una compulsión que comparte con las adicciones ciertas características.
 
Conductualmente hablando resulta difícil distinguir los términos “adicción” y “compulsión” pues ambas voces apelan a una repetición de la conducta de intoxicación, a una búsqueda y acumulación compulsiva del tóxico (craving), a una progresiva perdida de control en sucesivas intoxicaciones y a una sensación de sufrimiento subjetivo si no se dispone de la misma. Probablemente el mecanismo neurobiológico de la adicción y la compulsión es muy similar y de ahí los parecidos conductuales que encontramos entre ambas comportamientos.

Este antojo se entiende clínicamente como un deseo ferviente más que un capricho pasajero. Además del riesgo evidente de aumentar de peso y desarrollar diabetes y caries, el consumo regular y exagerado de dulces disminuye la capacidad del sistema inmunológico e impide a los glóbulos blancos hacer frente a contaminaciones bacterianas. El organismo también es más propenso a sufrir catarros e infecciones varias, como cistitis y vaginitis.

"Sweet tooth", un nuevo concepto
El ser humano siente una predilección especial por el dulce. Es más, este vocablo no sólo se utiliza para describir un sabor, sino que se asocia con sensaciones agradables y placenteras, como la mención a la "dolce vita" o la alusión a "tener dulces sueños". Es el primer sabor con el que se entra en contacto gracias a la leche materna. A diferencia de la de otros mamíferos, concentra lactosa, un tipo de azúcar. Pero la falta de control en el consumo de dulces puede derivar en obsesión. En el ámbito sanitario se ha bautizado como "sweet tooth" (diente dulce) a la apetencia exagerada por el dulce y las golosinas.

Es necesario recordar que el dulce es el sabor que más receptores tiene en la lengua y que se encuentran presentes en la mayor superficie de esta. Al mismo tiempo el dulce es probablemente el sabor más primitivo que existe y el que primero catamos y al que nos habituamos. De forma que cuando hablemos de preferencia por lo dulce hemos de entender que estamos tratando no solo con un sabor sino con un cluster de aprendizajes asociativos que se encuentran en los más profundo de nuestra memoria, se trata de enlaces entre estímulos y condicionamientos ambientales que entroncan con las primeras experiencias infantiles, no es de extrañar pues que las personas que prefieren el dulce tengan también ciertos rasgos de personalidad adheridos en ellos como la dependencia, la docilidad, cierto grado de rutinificación, el miedo y la evitación a lo nuevo o a lo desconocido, etc.

También los azúcares del chocolate aumentan el nivel de serotonina en el cerebro, que mejora el estado de ánimo. Se han realizado innumerables investigaciones para conocer distintos fenómenos asociados a este sabor, al consumo de azúcar, de dulces y de alimentos endulzados; también sobre la percepción diferente del dulzor entre seres humanos y su predisposición genética, los efectos saludables y las consecuencias perjudiciales. En una de estas pesquisas, científicos estadounidenses comprobaron que quienes sienten adicción por las dulzainas muestran también predilección por el consumo de frutas, alimentos dulces pero saludables.

Peor es el resultado del consumo frecuente y desmedido de bebidas azucaradas entre horas -tanto refrescos como zumos o jugos de fruta- y el aumento de peso entre los niños, que se puede mantener en la edad adulta. La causa parece ser la elevada concentración de azúcares y energía y su baja capacidad de saciedad, que favorece que quienes las toman no compensen este consumo con una ingesta posterior más ligera.

Dependencia sin control...
La dependencia de los dulces genera en muchos casos síndrome de ansiedad, un malestar más común de lo que se admite, ya que a menudo se pasa por alto y no se entiende ni se trata bien. El ansia por la comida puede ser tan poderosa como una adicción al tabaco o al alcohol, y perder el hábito resulta difícil, pero no imposible.

Te planteamos algunas cuestiones que pueden dar pie a la reflexión para comprender que la afición por comer dulce en general, o chocolate en particular, puede considerarse más una obsesión insana que una preferencia alimentaria. Algunas de las cuestiones son las siguientes:
  • ¿Es capaz de coger los dulces especiales de sus hijos para comérselos usted?
  • ¿Ansía tomar un dulce después de cada comida?
  • ¿No puede borrar de su mente el chocolate (u otros dulces)?
  • ¿Oculta su debilidad a la familia y los amigos?
  • ¿Le gusta más el chocolate que el sexo?
  • ¿Trata al dulce como un "amigo reconfortante"?
Ideas que pueden ayudar al equilibrio
1. Debemos tener presente que una dieta equilibrada no debe tener mas de 20 o 30grs de azúcar diarios. Es importante no rebasar esta cantidad con los alimentos que seleccionamos. Por ejemplo, 10g de mermelada contienen, entre los azúcares naturales y los añadidos, 7gr de azúcares, y que en 100g de melocotón en almíbar esto asciende a 22g. Un refresco de esos de botella (250-333c) cubre ya de por sí solo la dosis recomendada de azúcares.

2. Una buena opción de dulce son las frutas, ya que contienen azúcares y por ello es dulces, pero es considerado un alimento básico ya que también aporta vitaminas, minerales, oligoelementos y fibra. Esto no puede decirse de los dulces ya que son productos superfluos, de escaso o nulo interés nutricional, resultado de importantes manipulaciones y con una considerable dosis de azúcar añadida.

3. Los dulces nunca deberían reemplazar a los básicos. Debemos estar atentos de que nunca sustituyan particularmente a los que pudieran entrar en competencia, estos son los productos lácteos, el pan y las frutas.

4. El mejor momento para consumir los dulces es precisamente ese del momento final de la comida, porque como ya hemos llenado el estómago, los consumimos en menor cantidad, ejercen menos influencia sobre los niveles de glucosa sanguínea, y si suponemos que luego de la comida se realiza la práctica de la higiene mental, entonces, proporcionan menos "alimento" a las bacterias causantes de las caries dentales.

5. Debemos dar preferencia a los dulces que tengan la menor cantidad de contenido en azúcar, grasas y aditivos. Por eso, hay una gran diferencia entre el dulce casero y el industrial.

6. Con relación a los llamados dulces "light", al optar por edulcorantes intensos del tipo aspartamo o sacarina, el número de calorías se reduce drásticamente. Pero, también deberíamos tener presente que un consumo importante de dulces "light" puede llevar a la ingesta de cantidades excesivas de estas sustancias, no del todo saludables. Por otro lado, tampoco está probado que el consumo de alimentos "light" reduzca la ingesta energética total.

7. Si uno consume algo dulce diluirlo con algún líquido: agua, mate, te, que hacen que no haya una hiperconcentración de azúcar y por ende no se estimula la liberación de insulina.

8. Y por ultimo el paladar se educa, si uno se acostumbra a comer algo dulce, el día que no lo come siente que le falta algo, pruebe de pasar 3 días sin comer ese dulce y verá que se acostumbro a no tenerlo.

9. Recuerden mientras menos azúcar, grasas y aditivos, más saludable será un producto.
Si uno tiene debilidad por los dulces o la comida, tiene que tratar que su alimentación sea un trámite, una cosa rutinaria para no tentarse, para no darle demasiado valor a la comida. Darle solo el valor que tiene: el nutricional.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Hablemos de Calorías

Siempre que decidimos hacer un cambio en lo que comemos, nos hablan de que tenemos que controlar calorías para poder bajar de peso. ¿De dónde provienen las calorías y qué son?

Todos los días oímos hablar acerca de las calorías, que si tal alimento tiene más calorías, que si tiene menos, que gastas tal cantidad de calorías en tal ejercicio, ¿pero exactamente que son las calorías?

En realidad el concepto de caloría se refiere a una unidad de energía, la cual puede encontrarse almacenada en los alimentos que consumes o en tu cuerpo.
Podemos darnos una idea si comparamos las calorías con el combustible que usa un automóvil, tu cuerpo al igual que el auto requiere de combustible para poder funcionar.

Por ejemplo, si a tu auto le agregas más combustible del que puede almacenar en el tanque, este se derrama, igual sucede con tu cuerpo, si le das más calorías de las que necesita para funcionar, aunque en este caso las calorías no se derraman, éstas se almacenan como tejido adiposo, panza, lonjas, o como se le llame.
Así que la clave para perder grasa o aumentar masa muscular depende de la cantidad de calorías que ingieres y de los porcentajes adecuados de cada nutriente.

Todos los alimentos que ingerimos se dividen básicamente en tres grupos:

Proteínas
Son el nutriente esencial para construir el tejido muscular y te ayudan a mantener tu masa muscular en periodos de restricción calórica, se encuentran principalmente en la carne, productos lácteos, huevos y te aportan 4 calorías por cada gramo.

Carbohidratos
Son la fuente principal de energía que tu cuerpo utiliza en situaciones normales, los carbohidratos se encuentran en las harinas, pastas, legumbres, pan, cereales y frutas. Al igual que la proteína cada gramo de carbohidratos te proporciona 4 calorías.

Grasas
Las grasas te aportan 9 calorías por cada gramo, más del doble que la proteína y carbohidratos, se encuentra en los aceites, mantequillas, crema, embutidos etc.
Primeramente tenemos que hablar de energía, esta es la habilidad para hacer trabajo. Por lo tanto cada vez que comemos, la comida nos provee energía a pesar que en muchas ocasiones las misma no provean nutrientes, minerales y vitaminas. El ser humano sin comida no tiene suficiente energía. La cantidad de energía en la comida es medida en calorías. Las calorías es la cantidad de calor producida cuando la comida es quemada en el cuerpo. Para medir la cantidad de calor producida cuando la comida se metaboliza se utiliza el término kilocaloría. Una kilocaloría es la cantidad de energía que se necesita para subir la temperatura de un kilogramo de agua a un grado centígrado. Si embargo, la palabra kilocaloría es sustituida por caloría debido a que es más fácil de recordar.

Todo lo que comemos se clasifica de acuerdo a la cantidad de energía que aportan, esto es carbohidratos (4 calorías por gramo), proteínas ( 4 calorías por gramo), grasa ( 9 calorías por gramo) y alcohol ( 7 calorías por gramo). El alcohol no aporta nutrientes, solo energía, por lo tanto se debe evitar. Algunos alimentos no tiene ningún aporte energético como es el agua, las vitaminas y minerales, entre otros.
Todas las calorías, sin importar el tipo de comida que se consuma proveen energía. Si se consume mas energía (calorías) que la que gasta se gana peso, por el contrario si consume menos calorías que la que necesita se pierde peso.

La energía que necesitamos a diario depende de como vamos a utilizar la misma, esto es, si el cuerpo está en reposo o está trabajando activamente. A pesar de que no estamos consciente de esa actividad física diaria, nuestro cuerpo está diariamente gastando energía para mantenernos vivos.
Todos los órganos del cuerpo utilizan la energía que provee la comida para llevar las distintas funciones, el corazón para latir, los pulmones para respirar, el páncreas para producir insulina y enzimas digestivas, entre otras, las glándulas para producir hormonas, los músculos para hacer trabajo, y así sucesivamente. La deprivación severa de calorías puede causar pérdida de peso que sea amenazante a la vida, por lo que se recomienda que toda persona que desea perder peso lo haga bajo supervisión médica.

¿Qué cantidad debemos consumir por día?
La necesidad energética diaria de una persona esta condicionada por su Gasto Energético Total.
Este gasto energético total es función de la suma de su metabolismo basal, el efecto termogénico de los alimentos, el trabajo muscular y el factor de injuria.

El metabolismo basal, es el consumo energético necesario para mantener las funciones vitales y la temperatura corporal del organismo. Su formula es simple: 24 Kcal/kg de peso.
Este valor se ve afectado por otros factores variables, a saber:
La superficie corporal, la masa magra, el sexo, la edad, embarazos (en el caso de las madres), raza, clima, alteraciones hormonales, estados nutricionales actuales, y otros.
El efecto termogénico de los alimentos es el consumo energético que aparece como consecuencia de la digestión de los propios alimentos.
 
Así la energía utilizada es de un 30% si se ingieren solo proteínas, de un 6% si se ingieren solo hidratos de carbono y de un 14% si se ingieren solo grasas.
Este efecto aumenta con el valor calórico o si aumenta el fraccionamiento de las comidas.

Trabajo muscular o factor de Actividad
Es el gasto energético necesario para el desarrollo de las diferentes actividades. En una persona moderadamente activa representa del 15% al 30% de las necesidades totales de la energía
Injuria
Es la energía adicional utilizada por el organismo para tratar enfermedades o problemas. Según la patología que padezca cada individuo, este factor varia según el grado de severidad, extensión o duración del proceso patológico.
Calorias expresado cada 100 grms
Arroz hervido 122
Arroz inflado y tostado 351
Copos de cereales 311
Copos de maíz tostado 367
Galletas "cracker" 447
Harina blanca 350
Harina integral 333
Harina de maíz 354
Macarrones hervidos 114
Pan blanco 243
Pan blanco tostado 299
Pan integral 228
Pan negro 242
Pan tostado al horno 409
Sémola 352
LACTEOS Y HUEVOS
Yema de huevo 350
Clara de huevo 37
Crema doble 462
Crema sencilla 219
Huevo frito 230
Huevo duro 160
Leche condensada entera 354
Leche en polvo descremada 326
Leche fresca entera 66
Leche fresca descremada 35
Manteca 793
Queso cremoso 813
Queso Cheddar 425
Queso Camembert 309
Queso Gruyere 465
Queso Gouda 340
Queso Parmesano 420
Yogur descremado 50
CARNES, AVES, PESCADOS
Costilla de cerdo asada 544
Costilla de ternera asada 216
Costilla de cordero asada 500
Costilla de cordero frita 629
Churrasco de ternera a la plancha 273
Pavo asado 196
Pollo asado 189
Pollo hervido 203
Bacalo fresco frito 175
Bacalao fresco al vapor 97
Langostinos 104
Lenguado al vapor 82
Lenguado frito 274
Merluza al vapor 82
Merluza asada 140
Merluza frita 160
Sardinas en conserva 294
Mejillones hervidos 87
Salmón al vapor 199
Trucha al vapor 133
FRUTAS
Aceitunas en salmuera 106
Palta 88
Damascos en conserva 106
Damascos frescos 28
Cerezas frescas 47
Damascos secos 183
Ciruelas frescas 38
Ciruelas pasas 81
Dátiles 248
Frambuesas frescas 17
Frambuesas en conserva 101
Frutillas 26
Higos frescos 41
Higos secos 214
Limones 15
Mandarinas 34
Duraznos frescos 47
Duraznos en conserva 87
Melón 24
Naranjas 35
Peras 40
Piñas 46
Plátanos 77
Pomelos 22
Uvas blancas 63
Uvas negras 60
FRUTOS SECOS
Almendras 598
Maníes 603
Coco 365
Nueces 148
Nueces de Brasil 644
VERDURAS
Achicoria 9
Alcauciles cocidos 15
Alubias cocidas 89
Apio crudo 9
Berro 15
Brócoli hervido 14
Zapallitos cocidos 7
Cebollas cocidas 13
Cebollas crudas 23
Cebollas fritas 355
Repollo crudo 25
Repollitos de Bruselas cocidos 16
Repollo colorado crudo 20
Coliflor cocida 11
Colinabos cocidos 11
Espárragos cocidos 18
Espinacas cocidas 26
Arvejas en conserva 86
Arvejas hervidas 49
Habas cocidas 43
Chauchas cocidas 7
Lechuga 11
Lentejas 86
Papas fritas 559
Papas hervidas 75
Papas asadas 123
Pepino 9
Puerros cocidos 25
Remolacha 44
Tomates crudos 14
Tomates fritos 71
Zanahorias 21

BEBIDAS ALCOHOLICAS
Cerveza común 31
Sidra 42
Jerez dulce 135
Jerez seco 114
Oporto 152
Champagne 74
Vino blanco fuerte 93
Vino blanco suave 73
Vino tinto Beaujolais 68
Vino tinto Borgoña 72
Vino tinto Chianti 65
Licores con 70 por ciento de alcohol 222
VERDURAS
Achicoria 9
Alcauciles cocidos 15
Alubias cocidas 89
Apio crudo 9
Berro 15
Brócoli hervido 14
Zapallitos cocidos 7
Cebollas cocidas 13
Cebollas crudas 23
Cebollas fritas 355
Repollo crudo 25
Repollitos de Bruselas cocidos 16
Repollo colorado crudo 20
Coliflor cocida 11
Colinabos cocidos 11
Espárragos cocidos 18
Espinacas cocidas 26
Arvejas en conserva 86
Arvejas hervidas 49
Habas cocidas 43
Chauchas cocidas 7
Lechuga 11
Lentejas 86
Papas fritas 559
Papas hervidas 75
Papas asadas 123
Pepino 9
Puerros cocidos 25
Remolacha 44
Tomates crudos 14
Tomates fritos 71
Zanahorias 21
ACEITES Y GRASAS
Aceite de oliva 930
Margarina 795

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Que pasa si nuestra alimentación es incompleta?

Imaginemos que nuestro organismo es una fábrica y los nutrientes son la materia prima y el combustible.

Sin materia prima la producción de esa fábrica se detiene aunque haya suficiente combustible y sin combustible la producción también se detiene aunque haya suficiente materia prima, se necesita de ambos en cantidad balanceada.
Si la materia prima es incompleta la producción también se detiene, supongamos que esa fábrica tiene que producir vestidos, por lo tanto necesita tela, hilos, botones, forros, etc. Si falta alguno de estos elementos es suficiente para que los vestidos no se terminen y la producción se detenga. Es decir, puede faltar solamente hilo, y aunque haya todo lo demás los vestidos no se podrán terminar.

Cuando sabemos que el organismo puede hacer algo por si solo, pensamos que lo va a hacer sin necesitar nada, que es autosuficiente y que es algo así como una fuente inagotable de recursos y que por lo tanto no hay que darle nada, ni ayudarlo en nada, y como consecuencia lo dejamos solo, pensando que su capacidad es ilimitada, o que sus reservas son ilimitadas, como si fuera un gran almacén que no se puede acabar nunca, y entonces lo dejamos sin ayuda hasta que lo matamos, muchas veces prematuramente.

¿Que nos produce este desequilibrio?
1. Hay un estado de escasez. Cuando el aporte de nutrientes es incompleto o insuficiente y además hay un aumento en el desgaste del organismo, éste interpreta la situación como un estado de escasez e inmediatamente empieza a hacer ajustes para adaptarse a esta situación.

2. Hay disminución del metabolismo. Cuando la cantidad de nutrientes es insuficiente o incompleta, el organismo baja el metabolismo a un nivel menor o mínimo, para ajustarse a la cantidad de materia prima que recibe. El hambre disminuye y la persona tiene pocas ganas de comer. Pero el desgaste orgánico que se mantiene, estimula el metabolismo confundiendo la situacion. El organismo entra entonces en un estado de alarma o de emergencia.

3. La producción de$compuestos será " incompleta e ilsuficiente. No se producará alguna hormona, alguna enzima o se producirán en cantidades insuficientes o serán de mala calidad, lo que originará alguna enfermedad metabólica crónica.

4. La producción de energía será insuficiente. Antes de terminar el día, la persona se sentirá cansada, con sueño aunque haya dormido bien la noche anterior. Después de un día normal de trabajo, la persona estará no sólo cansada, sino agotada. Será una persona que se está durmiendo a cada rato. Apenas se queda sentada o recostada, se duerme. Apenas se sube a un autobús, inmediatamente se duerme. Si realiza un esfuerzo extra, aunque pequeño, se agota rápidamente.

5. La producción de células en general será incompleta o disminuida. En un análisis de laboratorio es fácil darse cuenta cuando falta algún tipo de células. Lo más común es que sean células de la sangre.

6. La reparación de los tejidos será incompleta.
a) El trabajo de reparación no se terminará. Aunque la persona haya dormido bien 8 horas, en la mañana se levantará con sueño. ¿Por qué? Porque el organismo no terminó el trabajo de reparación y necesita más tiempo para terminarlo. Lo que el organismo está haciendo es pedir más tiempo para poder terminar la reparación, pero debido a que no hay suficiente materia prima, aunque duerma 20 horas, el trabajo de reparación no se podrá terminar y seguirá teniendo sueño.
b) Los tejidos quedarán sin ser reparados. Si el desgaste no es reparado, el tejido queda desprotegido, abierto. Después pasa a estar dañado, irritado, herido, doloroso. Con el tiempo se inflama, se ulcera y hasta se perfora. Por ejemplo, la gastritis no es más que un tejido dañado, no reparado.
c) La invasión de bacterias, virus y parásitos es mucho más fácil y por lo tanto se presentan infecciones más frecuentes.

7. La defensa del organismo será débil o muy lenta. Si falta materia prima, las células de defensa no se podrán producir o se producirán en forma muy lenta. Por lo tanto, la persona sufrirá infecciones frecuentes, ya sea gripes, faringitis, tos, etc. Si cambia el clima, le da una infección; si está cerca de algún "gripiento", se contagia, etc.

8. El crecimiento del organismo será lento y será mucho menor al esperado. Quizás la falta de la hormona del crecimiento tenga como causa una alimentación incompleta.
 
9. La producción de espermatozoides u óvulos estará disminuida

sábado, 24 de agosto de 2013

Bajar de Peso a Conciencia

Millones de personas tienen como principal objetivo poder adelgazar. Por lo general, luego de unos pocos meses de régimen de dieta, la mayoría descubre que poder bajar de peso es un ideal difícil de conseguir.

Por lo general, luego de unos pocos meses de régimen de dieta, la mayoría descubre que poder bajar de peso es un ideal difícil de conseguir en la vida.
De manera que es conveniente centrar la atención tanto en el peso como en el volumen y, para conseguirlo, no se trata de reducir esos kilos de más rapidamente, sino de aprender a adelgazar. La alianza entre la voluntad y la ciencia es fundamental para perder grasa corporal, ya que el éxito está en la disciplina.

La alimentación es una función cerebral compleja que comprende aspectos químicos, fisiológicos, psicológicos, emocionales, culturales y educacionales. Cualquier dieta hipocalórica estándar, limita el acto de alimentarse en muchos de estos aspectos no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. Una dieta disociada, hiperproteica o cualquier otra dieta milagro rompe con la cultura inmersa en los hábitos alimentarios de cada individuo.

Por este motivo, vale la pena aprender a adelgazar de forma individual, a tarvés de una dieta sana y equilibrada, en donde las herramientas saludables nos sirvan para utilizarlas a lo largo de los años. Comer bien adelgaza y comer mal engorda, puesto que la clave reside en adelgazar sin renunciar al placer de platos ligeros y sabrosos que puedan compartirse con el resto de comensales, sin tener que estar «de régimen» la mitad de la vida.
Conviene perder la grasa corporal y el exceso de líquidos atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de forma paulatina y lentamente (de 500 gramos a 1 kilo por semana). El hecho de tomar menos kilocalorías diarias no es suficiente para conseguir la meta. La energía proveniente de los alimentos debe distribuirse en cuatro o cinco ingestas diarias para mantener a raya la glucemia e impedir que el exceso de glucosa se transforme en grasas inoportunas. Además, es fundamental comer lentamente, ya que así se mejora la digestibilidad de los alimentos, generando una sensación de saciedad en el cerebro; que asu vez también permite conseguir un gran beneficio psicológico al respetar el ritmo de un acto con el que se debe disfrutar.
Toda pérdida de peso corporal debe sustentarse en tres puntos básicos: alimentación equilibrada e hipocalórica, ejercicio físico continuado y una relación saludable con la comida.

Lo básico, es seguir una pauta dietética coherente que asegure un aporte nutricional suficiente y que no sea muy distinta a lo que comemos de forma habitual en casa. Comenzar las comidas y las cenas con un caldo de verduras o un vaso de agua ayuda a ocupar espacio en el estómago sin reportar calorías, de manera que habrá menos sitio para el resto de los alimentos y así llegará antes la sensación de saciedad.
Es interesante que el plato de comidas y cenas incluya, al menos, un alimento rico en hidratos de carbono (patatas, legumbres, pasta, arroz o pan), otro rico en proteínas (carnes, pescados o huevos) y una verdura o una ensalada para aportar fibra al organismo, así como vitaminas y minerales indispensables para el buen funcionamiento orgánico. Para los postres, una fruta de estación o un lácteo desnatado, aportarán los nutrientes necesarios para hacer que la comida y la cena sean equilibradas.

Ayuda profesional
La obesidad es un aumento del peso corporal por acumulación anormal de grasa, que supera el peso ideal teórico (relación talla-peso) a consecuencia de un desequilibrio entre la formación y la utilización de grasa en el organismo. Se trata de una enfermedad que presenta síntomas concretos y que supone un gran riesgo sanitario.
Las estadísticas que salen a la luz desde múltiples organismos acreditados a nivel de salud pública, indican que la vida de las personas obesas y aquellas que padecen sobrepeso, es significativamente menor a la de las que presentan un peso normal.

A esto se suma que la mortalidad por diabetes, cirrosis hepática, apendicitis, litiasis biliar y accidentes cardiovasculares es prácticamente el doble de alta en las personas con exceso de peso. Por todos estos motivos, es necesaria la ayuda de un equipo interdisciplinar que diagnostique las causas concretas de la obesidad o el sobrepeso y que determine terapéuticamente la dieta que debe realizar el individuo que tiene que adelgazar.

En el área de la alimentación, el nutricionista es el profesional que se encarga del entrenamiento dietético y del diseño de una herramienta alimentaria individualizada. Por otro lado, no se debe olvidar que la causa de sobrepeso y obesidad es, en un alto porcentaje de casos, una relación insana con la alimentación, de origen psicológico (vivencia de tensión) o psicopatológico (trastornos de la conducta alimentaria). En estos casos, además de la ayuda del médico y del nutricionista, se requiere orientación psicológica y psiquiátrica.

Peso y volumen corporal
Adelgazar es cuestión de que tanto la aguja de la báscula como la hebilla del cinturón se vayan desplazando hacia la izquierda, es decir, es un proceso que requiere bajar de peso y también de talla, sobre todo de perímetro abdominal.

Además de eliminar grasa y azúcares de la dieta, para disminuir el volumen corporal, conviene hacer cambios en la cocina, sustituyendo la sal por otras opciones que aderecen platos como el limón, las hierbas aromáticas, el vinagre y las especias. También, conviene beber al menos dos litros de agua al día, ya que así se ayuda al trabajo renal y se evita la retención de líquidos.

Por otro lado, la sensación de hinchazón del abdomen en períodos de adelgazamiento, durante los cuales se comen más vegetales, puede deberse a problemas de flatulencia.
Las verduras más flatulentas son la lechuga, la alcachofa, las coles, el brócoli, el pepino, la cebolla y los rábanos. Se debe prescindir de estas verduras puntualmente hasta observar menos hinchazón

jueves, 22 de agosto de 2013

A pesar de la diabetes, ¡puedes comer fruta!

Si has puesto a las frutas en la lista negra de los alimentos prohibidos por la diabetes, te equivocas. Puedes seguir disfrutándolas, es más, benefician tu salud ya que las frutas aportan vitaminas, minerales y fibra a tu dieta. Pero como en todo, la clave es la moderación. Aquí te ofrecemos una guía para que puedas seguir consumiendo y saboreando tu fruta favorita.

¿Se te hace la boca agua pensando en un delicioso mango o una jugosa fresa (frutilla)? ¿O te apetece una refrescante sandía sobre todo en las tardes de calor? Si todo eso te parece un sueño del pasado porque piensas que tu diabetes te lo impide, deja de sufrir. Es un mito que los diabéticos no pueden comer fruta. De hecho, las necesitan.  En primer lugar porque son alimentos ricos en minerales, vitaminas y fibra, elementos esenciales en una dieta saludable.  Además, una porción de rica fruta al final del almuerzo o de la cena te puede servir de postre y satisfacer tu ansiedad por algo dulce. ¡Así podrás resistir mejor la tentación de comerte un helado o una tajada de pastel!

Pero, las frutas contienen azúcar, dirás. Entonces, ¿me perjudica comerlas? No tienes por qué temerle al consumo de las frutas. Es cierto que algunas contienen más azúcar que otras, pero a la larga, es la cantidad total de carbohidratos lo que afecta los niveles de glucosa en la sangre, no la procedencia de esos carbohidratos (una fruta o un pedazo de pan, por ejemplo), es decir, que los carbohidratos provengan del azúcar o del almidón. Recuerda además que las frutas contienen fibra, y ésta retrasa la absorción del azúcar al torrente sanguíneo.
Otro factor que debes tener en cuenta es el índice glicémico (que mide la rapidez con la que el organismo transforma los carbohidratos en glucosa). Las frutas, por lo general, tienen un índice glicémico bajo, pero conviene que aprendas a identificar sus distintos niveles, para que las incluyas las de nivel más bajo en tus menús.

¿Qué debo tener en cuenta al seleccionarlas?
  • En primer lugar, te convienen más las frutas frescas, pero también puedes adquirirlas congeladas o en lata, siempre que no tengan azúcar adicional.
  • Puedes adquirir también fruta seca (las pasitas son un ejemplo), pero las porciones deben ser más pequeñas porque tienen un alto índice glicémico, o sea, elevan más tu nivel de azúcar en la sangre.  Tampoco te hacen sentir tan satisfecha(o) como cuando consumes la fruta fresca.
  • Cuidado con las porciones: escoge por ejemplo, una manzana pequeña o mediana, o la mitad de una grande.  Para que tengas una idea rápida de una porción adecuada, es una que quepa cómodamente en la palma de la mano. Cualquier porción mayor es demasiado grande.
  • Lava bien la fruta antes de consumirla, especialmente si te vas a comer la cáscara. Así eliminarás la suciedad y los pesticidas (especialmente en las manzanas y en las frutillas o fresas).
¿Cuáles frutas me convienen? A continuación te proporcionamos una guía para que puedas seleccionarlas, ya sea por su contenido de carbohidratos, de fibra o por el índice glicémico.

Contando los carbohidratos. Una porción de fruta debe contener 15 gramos de carbohidratos. El tamaño de la porción depende de los carbohidratos que contenga la fruta. Si escoges una con un contenido bajo en carbohidratos, podrás comer mayor cantidad de esa fruta. Pero a la larga, la cantidad no es lo que cuenta. Siempre que la porción tenga 15 gramos de carbohidratos (independientemente de la fruta), el efecto en el nivel de glucosa es el mismo.

Las siguientes frutas contienen 15 gramos de carbohidratos (en las porciones indicadas):
  • ½ banana (plátano) pequeña
  • ½ taza (83 gramos) de mango picadito
  • 1 ¼ de taza (190 gramos) de sandía en cubitos
  • 1 ¼ de taza (190 gramos) de frutillas (fresas) enteras
  • ¾ de taza (124 gramos) de piña (ananás) cortada en cubitos
  • Aproximadamente ½ taza de jugo (zumo) de fruta natural
  • Dos cucharadas de frutas secas (como pasas o bayas secas)
Si te apetece comer más fruta, puedes sustituir los carbohidratos que te aporten otros alimentos en el plato, ya sean los almidones (pasta, panes, arroz), o los que te proporcionan los productos lácteos (quesos o leche).

Contando la fibra
Las que más contenido de fibra aportan, y por lo tanto, las que más retrasan la absorción de la glucosa, por lo general son frutas que se pueden comer con la cáscara. Entre las que más fibra contienen están: la granada (3.4%); la  manzana (2.5%); la pera (2.1%); el melocotón (durazno; 2.1%), el arándano azul (2.7%), el kiwi (2.1%) y la fresa (frutilla, 2.0%).

Teniendo en cuenta el índice glicémico
Las frutas con índice glicémico bajo tiene una puntuación de menos de 50, las nivel intermedio tienen una puntuación entre 55 y 70, mientras que las de nivel alto tienen una puntuación de más de 70. Algunas de las que aparecen en la siguiente lista, combinan un índice glicémico bajo con un alto contenido en fibra, así que te aportarán un beneficio doble.
  • Manzana (mediana) – 38
  • Cerezas – 22
  • Pomelo (toronja) – 25
  • Naranja (mediana) – 44
  • Pera – 38
  • Ciruela – 39
  • Banana (plátano) – 55
  • Melón cantalupo – 65
  • Mango – 55
  • Papaya (fruta bomba)- 58
  • Piña- 66
  • Dátiles – 103
  • Cóctel de fruta en lata – 79
Ten cuidado con la fructosa
La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra en las frutas. A diferencia de la glucosa que el cuerpo absorbe inmediatamente (y que causa una subida rápida de la glucosa en la sangre), la fructosa no causa elevaciones tan pronunciadas.  Las frutas ricas en fructosa no requieren insulina para metabolizarse (para que el cuerpo las asimile), por lo que las personas con resistencia a la insulina pueden comerlas. Además, la fructosa tiene un índice glicémico de 19 en comparación con la glucosa (que es de100) o la del azúcar de mesa (la sacarosa que es de 60).

Teniendo en cuenta lo anterior, las frutas ricas en fructosa (como las manzanas, las peras, las guayabas y los mangos) no provocan elevación del azúcar en la sangre tan altas como las que contienen más glucosa (bananas, dátiles, melones, piñas (ananás), uvas y naranjas).  No es que no puedas comer éstas últimas, solamente debes tener más cuidado con las porciones. Aunque siempre hay que prestar atención a la porción en todas.

Hay frutas que son especialmente beneficiosas para los diabéticos. La ideal es la manzana: es rica en fructosa y en contenido en fibra, pero además, si se consume cruda, aporta pectina que mejora el control de la glucosa y reduce la necesidad de insulina hasta en un 50% en algunos casos. Otra fruta que ayuda a controlar los niveles de la glucosa cuando se consume durante las comidas es la toronja (pomelo). Y como también ayuda  a perder peso, contribuye a reducir la resistencia a la insulina.

La próxima vez que vayas al supermercado, no te vayas sin seleccionar tu fruta preferida. Ahora ya sabes que puedes comerla sin peligro, aunque tengas diabetes. Cuenta los carbohidratos, reduce las porciones y podrás disfrutar de un exquisito postre natural y saludable sin sentir remordimientos o temor.