Gran
parte de la importancia de consumir los aceites vegetales
se debe a que son prácticamente la única
o más importante fuente de ciertas grasas que
son indispensables para nuestro organismo, pero dentro
de unos limites y teniendo encuentra algunas aclaraciones...
Entre
los aceites más interesantes para nuestra salud, encontramos
los de: oliva, girasol, maíz, nuez, sacha inchi, germen
de trigo y soja.
En general, todos estos aceites tienen un efecto reductor sobre
los niveles de colesterol en sangre y por tanto, tienen un efecto
anti-arteriosclerosis, son candio-protectores.
La mejor manera de consumir un aceite es en forma cruda, que
es como mejor mantienen sus propiedades; conforme los calentamos
van perdiendo sus buenas virtudes.
El Código Alimentario Argentino define a los aceites
alimentarios como aquellos obtenidos a partir de semillas o
de frutos oleaginosos, elaborados en ciertas condiciones establecidas.
Es importante saber que niguno de ellos contiene colesterol, ya que son de origen vegetal, y que todos ellos aportan la misma cantidad de calorías, (incluso el de oliva): una cucharada tamaño té de aceite, (unos 5 gramos) aporta 45 calorías.
Es importante saber que niguno de ellos contiene colesterol, ya que son de origen vegetal, y que todos ellos aportan la misma cantidad de calorías, (incluso el de oliva): una cucharada tamaño té de aceite, (unos 5 gramos) aporta 45 calorías.
Porque a traves de grasas como el aceite recibimos ciertas sustancias
que el organismo necesita y no puede elaborar, como los ácidos
grasos esenciales,que son imprescindibles para el sistema nervioso.
Ademas son una de las fuentes mas importantes de vitamina E,
especialmente el aceite de oliva. Esta última, por su
capacidad antioxidante, nos protege del envejecimiento celular
y estimula al sistema inmunológico ayudandonos a resistir
las infecciones. Lo recomendable es utilizar los aceites crudos,
como aderezos, y en cantidades moderadaas, evitando su cocción.
Aunque los aceites como condimentos o aderezos son absolutamente
sanos y además necesarios, al calentarlos (en la fritura
o en el rehogado) sus propiedades varían. El aceite se
transforma en otro tipo de grasas, llamadas saturadas, que facilitan
el asentamiento del colesterol en las arterias y por lo tanto
van aumentando los riesgos de enfermedades cardíacas.
Por otro lado, cuando el aceite humea, crepita al incorporar
el alimento, o huele a frito es porque está quemado y
por lo tanto alterado, y ha pasado a contener sustancias toxicas
para el organismo. Aún peor es el caso del aceite que
es ulilizado en frituras y luego almacenado para ser reutilizado,
ya que se suele guardar ya quemado y con restos de alimentos
que hacen que se enrancie facilmente.
Además, el alimento frito resulta de digestión
mas complicada que el hecho por otros metodos de cocciön,
(y en el caso de personas con gastritis o cálculos en
la vesícula normalmente resultan irritantes e imposibles
de tolerar) y si estos argumentos no fueron convincentes, no
olvidemos su aporte calórico! La fritura absorve aceite
en cantidad y si recordamos que una cucharadita tamaño
té aportaba 45 calorías...mejor no pensemos en
lo que nos puede aportar un plato de milanesas con papas fritas!
Todas estas modificaciones ocurren cuando el aceite es calentado
para la cocción, no solo en el caso de platos como el
mencionado, los huevos fritos o los tentadores buñuelos
o croquetas. Tambien en preparaciones en las que la fritura
“se nos pasa indadvertida”. ¿Cuáles
son estas preparaciones? Esas salsas para la cual rehogamos
“solo unos pocos segundos” la cebolla, esos guisos
en los que creemos estar cocinando todos los ingredientes por
hervido olvidando que tambien en este caso rehogamos en aceite
la cebolla, y esas veces en las que se usa el aceite para “tostar”
el arroz o los fideos antes de hervirlos, como es habitual en
la cocina boliviana y de otros orígenes, argumentando
que eso dá otro “gustito”.
Si usted está siguiendo una dieta para adelgazar, tiene
ulceras gastricas, gastritis, calculos en la vesícula,
o tendencia a tener el colesterol elevado, evite las frituras
por completo.
En el caso de personas totalmente sanas, sin problemas de peso,
que no quieran renunciar a ellas lo ideal sería incluirlas
por ejemplo una o dos veces por semana (nunca a diario) y realizadas
en forma correcta. Para ello hay que utilizar recipientes profundos
o sartenes con tapa, donde los alimentos queden sumergidos,
sin quedar en contacto con el aire. Cuando se fríe con
“poquito aceite” este se quema rapidamente generando
sustancias que nos ván intoxicando. En cuanto a la temperatura,
ningún extremo es el mejor: si el aceite está
tibio el alimento lo absorve más. Si está muy
caliente, llegando al punto de humeo, se producen las sustancias
toxicas que mencionamos. Lo más adecuado sería
una temperatura mediana. ¿Cómo podemos saber cuando
el aceite alcanza esta temperatura? Cuando al echar en él
un trocito de pan o del alimento a freir el aceite hace burbujas
(ojo, burbujas, no cuando crepita) Y nunca se debe usar manteca
o margarina para freir ya que se queman con mucha facilidad
produciendo rapidamente sustancias dañinas.
El aceite de oliva es el más recomendable para las frituras,
porque es el que puede alcanzar mayores temperaturas sin sufrir
alteraciones. Como segunda opción tenemos los de soja,
maíz, uva, girasol, siempre que sean puros, evitando
los aceites mezclas, ya que en en ellos los diferentes componentes
tendrán distintos puntos de humeo, y el primero que se
queme arruinará a los restantes.
Lo más aconsejable es utilizar el aceite para frituras
una sola vez. El de oliva se puede llegar a reutilizar siempre
que se lo cuele bien para evitar que queden en él restos
de alimentos y guardandolo en lugares oscuros y frescos. En
cualquiera de los casos, si el aceite está quemado,es
mejor desecharlo.
El aceite de oliva es el que se obtiene a partir de la parte
comestible de las aceitunas. Es una de las principales fuentes
de vitamina E, potente antioxidante. Y los ácidos grasos
que aporta, llamados monoinsaturados, reducen los riesgos de
padecer problemas cardíacos al disminuir los niveles
de colesterol en la sangre, como se puede observar en la famosa
dieta mediterranea.
Los de mejor calidad son los aceites vírgenes o extra
vírgenes, que son los que se obtienen por métodos
físicos (por prensado de las aceitunas), y entre ellos
los que se obtienen del primer prensado, o sea los de primera
presión en frío. El hecho de que sean elaborados
sin la incorporación de productos químicos es
una de las razones de su calidad y tambien de su mayor costo
en comparación con el resto.
Que existan algunos llamados puros o ciento por ciento puros no significa que el resto no lo sean: se denominan puros a los formados por la mezcla del aceite de oliva virgen y del refinado.
Que existan algunos llamados puros o ciento por ciento puros no significa que el resto no lo sean: se denominan puros a los formados por la mezcla del aceite de oliva virgen y del refinado.
Según el gusto se clasifican en livianos o light (cuidado
que es por su sabor más suave y no porque aporten menos
calorías!), moderados o clásicos (entre los suaves
y fuertes), y semifrutados, frutados o fuertes (con intenso
sabor a aceituna)
Se llama dieta mediterranea al estilo de alimentación
de los habitantes de la zona del mar Mediterraneo, como los
griegos, franceses, portugueses, sirios y españoles.
Entre otras caracteristicas de su dieta se encuentra el uso
diario del aceite de oliva como aderezo de ensaladas, vegetales
cocidos, salsas, rociado en el pan en lugar de la manteca e
incluso en frituras, por lo que son ulgunos de los pueblos menos
expuestos a enfermedades como aterosclerosis,ataques cardíacos
e hipertensión arterial.
El aceite es uno de los alimentos necesarios para una alimentación
completa y saludable. Lo aconsejable sería no consumir
más de 2 o 3 cucharadas soperas por día, usarlo
crudo y optar por el de oliva siempre que sea posible. Hacer
frituras a lo sumo dos veces por semana y en la forma correcta,
sin acumular más de un alimento frito en una misma comida
(evitando la costumbre de combinar milanesas, papas fritas y
huevos fritos) Y si buscamos el camino hacia una alimentación
responsable, lo mejor será aprender a reemplazar esas
preparaciones por otras hechas al horno o en sartenes de teflón
y tomando la costumbre de rehogar la cebolla u otros alimentos
con agua. Se economizará en aceite y se ganará
en salud
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