¿Los
dulces pueden generar adicción? Su consumo continuo
puede ser una obsesión insana más que
una preferencia alimentaria.
Hay quienes no necesitan
ninguna excusa para comer dulces. Sienten una apetencia exagerada
y desmesurada en cualquier momento, son incapaces de reprimirse
y cada día se deleitan con el dulzor del chocolate, de
un pastel o de un puñado de golosinas.
Lo cierto es que hablar de adicción a la comida, al dulce o al chocolate es excesivo puesto que adicción es un término relacionado con alguna clase de tóxico que se fija a ciertos receptores cerebrales causando habituación, dependencia y abstinencia. Es el caso de las drogas tantos las legales como las ilegales, ellas causan adicción pero no la comida que en cualquier caso es una compulsión que comparte con las adicciones ciertas características.
Lo cierto es que hablar de adicción a la comida, al dulce o al chocolate es excesivo puesto que adicción es un término relacionado con alguna clase de tóxico que se fija a ciertos receptores cerebrales causando habituación, dependencia y abstinencia. Es el caso de las drogas tantos las legales como las ilegales, ellas causan adicción pero no la comida que en cualquier caso es una compulsión que comparte con las adicciones ciertas características.
Conductualmente hablando resulta difícil distinguir los
términos “adicción” y “compulsión”
pues ambas voces apelan a una repetición de la conducta
de intoxicación, a una búsqueda y acumulación
compulsiva del tóxico (craving), a una progresiva perdida
de control en sucesivas intoxicaciones y a una sensación
de sufrimiento subjetivo si no se dispone de la misma. Probablemente
el mecanismo neurobiológico de la adicción y la
compulsión es muy similar y de ahí los parecidos
conductuales que encontramos entre ambas comportamientos.
Este
antojo se entiende clínicamente como un deseo ferviente
más que un capricho pasajero. Además del riesgo
evidente de aumentar de peso y desarrollar diabetes y caries,
el consumo regular y exagerado de dulces disminuye la capacidad
del sistema inmunológico e impide a los glóbulos
blancos hacer frente a contaminaciones bacterianas. El organismo
también es más propenso a sufrir catarros e infecciones
varias, como cistitis y vaginitis.
"Sweet
tooth", un nuevo concepto
El
ser humano siente una predilección especial por el dulce.
Es más, este vocablo no sólo se utiliza para describir
un sabor, sino que se asocia con sensaciones agradables y placenteras,
como la mención a la "dolce vita" o la alusión
a "tener dulces sueños". Es el primer sabor con
el que se entra en contacto gracias a la leche materna. A diferencia
de la de otros mamíferos, concentra lactosa, un tipo de
azúcar. Pero la falta de control en el consumo de dulces
puede derivar en obsesión. En el ámbito sanitario
se ha bautizado como "sweet tooth" (diente dulce) a
la apetencia exagerada por el dulce y las golosinas.
Es
necesario recordar que el dulce es el sabor que más receptores
tiene en la lengua y que se encuentran presentes en la mayor superficie
de esta. Al mismo tiempo el dulce es probablemente el sabor más
primitivo que existe y el que primero catamos y al que nos habituamos.
De forma que cuando hablemos de preferencia por lo dulce hemos
de entender que estamos tratando no solo con un sabor sino con
un cluster de aprendizajes asociativos que se encuentran en los
más profundo de nuestra memoria, se trata de enlaces entre
estímulos y condicionamientos ambientales que entroncan
con las primeras experiencias infantiles, no es de extrañar
pues que las personas que prefieren el dulce tengan también
ciertos rasgos de personalidad adheridos en ellos como la dependencia,
la docilidad, cierto grado de rutinificación, el miedo
y la evitación a lo nuevo o a lo desconocido, etc.
También
los azúcares del chocolate aumentan el nivel de serotonina
en el cerebro, que mejora el estado de ánimo. Se han realizado
innumerables investigaciones para conocer distintos fenómenos
asociados a este sabor, al consumo de azúcar, de dulces
y de alimentos endulzados; también sobre la percepción
diferente del dulzor entre seres humanos y su predisposición
genética, los efectos saludables y las consecuencias perjudiciales.
En una de estas pesquisas, científicos estadounidenses
comprobaron que quienes sienten adicción por las dulzainas
muestran también predilección por el consumo de
frutas, alimentos dulces pero saludables.
Peor
es el resultado del consumo frecuente y desmedido de bebidas azucaradas
entre horas -tanto refrescos como zumos o jugos de fruta- y el
aumento de peso entre los niños, que se puede mantener
en la edad adulta. La causa parece ser la elevada concentración
de azúcares y energía y su baja capacidad de saciedad,
que favorece que quienes las toman no compensen este consumo con
una ingesta posterior más ligera.
Dependencia
sin control...
La
dependencia de los dulces genera en muchos casos síndrome
de ansiedad, un malestar más común de lo que se
admite, ya que a menudo se pasa por alto y no se entiende ni se
trata bien. El ansia por la comida puede ser tan poderosa como
una adicción al tabaco o al alcohol, y perder el hábito
resulta difícil, pero no imposible.
Te
planteamos algunas cuestiones que pueden dar pie a la reflexión
para comprender que la afición por comer dulce en general,
o chocolate en particular, puede considerarse más una obsesión
insana que una preferencia alimentaria. Algunas de las cuestiones
son las siguientes:
- ¿Es capaz de coger los dulces especiales de sus hijos para comérselos usted?
- ¿Ansía tomar un dulce después de cada comida?
- ¿No puede borrar de su mente el chocolate (u otros dulces)?
- ¿Oculta su debilidad a la familia y los amigos?
- ¿Le gusta más el chocolate que el sexo?
- ¿Trata al dulce como un "amigo reconfortante"?
1.
Debemos tener presente que una dieta equilibrada no debe tener
mas de 20 o 30grs de azúcar diarios. Es importante no rebasar
esta cantidad con los alimentos que seleccionamos. Por ejemplo,
10g de mermelada contienen, entre los azúcares naturales
y los añadidos, 7gr de azúcares, y que en 100g de
melocotón en almíbar esto asciende a 22g. Un refresco
de esos de botella (250-333c) cubre ya de por sí solo la
dosis recomendada de azúcares.
2.
Una buena opción de dulce son las frutas, ya que
contienen azúcares y por ello es dulces, pero es considerado
un alimento básico ya que también aporta vitaminas,
minerales, oligoelementos y fibra. Esto no puede decirse de los
dulces ya que son productos superfluos, de escaso o nulo interés
nutricional, resultado de importantes manipulaciones y con una
considerable dosis de azúcar añadida.
3.
Los dulces nunca deberían reemplazar a los básicos.
Debemos estar atentos de que nunca sustituyan particularmente
a los que pudieran entrar en competencia, estos son los productos
lácteos, el pan y las frutas.
4.
El mejor momento para consumir los dulces es precisamente
ese del momento final de la comida, porque como ya hemos llenado
el estómago, los consumimos en menor cantidad, ejercen
menos influencia sobre los niveles de glucosa sanguínea,
y si suponemos que luego de la comida se realiza la práctica
de la higiene mental, entonces, proporcionan menos "alimento"
a las bacterias causantes de las caries dentales.
5.
Debemos dar preferencia a los dulces que tengan la menor
cantidad de contenido en azúcar, grasas y aditivos. Por
eso, hay una gran diferencia entre el dulce casero y el industrial.
6.
Con relación a los llamados dulces "light", al
optar por edulcorantes intensos del tipo aspartamo o sacarina,
el número de calorías se reduce drásticamente.
Pero, también deberíamos tener presente que un consumo
importante de dulces "light" puede llevar a la ingesta
de cantidades excesivas de estas sustancias, no del todo saludables.
Por otro lado, tampoco está probado que el consumo de alimentos
"light" reduzca la ingesta energética total.
7.
Si uno consume algo dulce diluirlo con algún líquido:
agua, mate, te, que hacen que no haya una hiperconcentración
de azúcar y por ende no se estimula la liberación
de insulina.
8.
Y por ultimo el paladar se educa, si uno se acostumbra a comer
algo dulce, el día que no lo come siente que le falta algo,
pruebe de pasar 3 días sin comer ese dulce y verá
que se acostumbro a no tenerlo.
9.
Recuerden mientras menos azúcar, grasas y aditivos, más
saludable será un producto.
Si
uno tiene debilidad por los dulces o la comida, tiene que tratar
que su alimentación sea un trámite, una cosa rutinaria
para no tentarse, para no darle demasiado valor a la comida. Darle
solo el valor que tiene: el nutricional.
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