Temperatura
elevada... calor insoportable. Una buena ensalada refresca...
Hay constancia
de que no consumimos ni la mitad de la cantidad diaria recomendada
de hortalizas y vegetales, un mínimo de 400 gramos diarios,
o lo que es lo mismo, de tres a cinco raciones al día.
Para
cubrir esas recomendaciones las ensaladas pueden ayudarnos, especialmente
en verano.
Son muy fáciles de preparar, y por su elevado contenido
en agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo,
sacian nuestra hambre y sed de una manera apetitosa y contribuyen
a mantener la piel bien nutrida e hidratada.
Hidratan
y refrescan. Más del 90% de la composición
de las hortalizas, base de las ensaladas es agua. Comer ensalada
es una forma sencilla y rápida de hidratar el cuerpo en
los días calurosos.
Dan
vitalidad. Los vegetales son fuente excelente de vitaminas
que regulan múltiples procesos orgánicos, como el
buen funcionamiento del sistema nervioso.
Depuran
el organismo. La acción depurativa, desintoxicante
y diurética de las ensaladas se debe al alto contenido
de agua, la riqueza en potasio, al bajo aporte de sodio de los
vegetales que las componen, así como a la presencia de
aceites esenciales que dilatan los vasos renales. Así,
comer ensaladas cada día contribuye a eliminar el exceso
de líquidos y resulta beneficioso en caso de hipertensión,
retención de líquidos y oliguria (producción
escasa de orina). Al aumentar la producción de orina se
eliminan, además de líquidos, sustancias de desecho
disueltas como ácido úrico, urea, etc., y por ello,
las ensaladas convienen en caso de hiperuricemia y gota, afecciones
articulares o diversos reumatismos y a las personas con tendencia
a formas cálculos renales. Los vegetales más diuréticos:
apio, espárragos frescos, escarola, endibia, cebolla…
Protegen
la piel. Los rayos solares son los principales agresores
para la piel y una de las causas del envejecimiento y del desarrollo
de melanomas. A través de variadas ensaladas aportamos
los nutrientes básicos para mantener la piel en perfecto
estado. Las hortalizas de llamativos colores (zanahoria, remolacha,
pimientos, tomate, col lombarda, lechuga lollo rojo…) aportan
beta-caroteno que se transforma en vitamina A, que renueva la
piel y las mucosas y vitamina C, que mejora la producción
de colágeno, una proteína que mantiene la piel tersa
y sin arrugas. Si se acompañan de aguacate o frutos secos
y se condimentan con aceite de oliva virgen y germen de trigo,
se enriquece la ensalada en ácidos grasos insaturados,
imprescindibles para mantener una piel estructurada e hidratada,
y de vitamina E, que evita la aparición de manchas de envejecimiento.
Regulan
la función intestinal. Por la riqueza en fibra
de los vegetales, una ensalada resulta laxante, por lo que previenen
o mejora el estreñimiento. Además, la fibra contribuye
a reducir el colesterol en sangre y al buen control de la glucemia
(niveles de azúcar en sangre), beneficioso en caso de hipercolesterolemia
y diabetes.
Aportan
pocas calorías. Muy adecuadas para todas las personas,
y especialmente para quienes siguen una dieta de adelgazamiento,
eso sí, sin abusar de los aliños. Además,
comenzar la comida con una ensalada, sacia y reduce el apetito,
lo que interesa en estas circunstancias.
Cuidan
el corazón. La abundancia en antioxidantes (carotenoides
-beta-caroteno, ácido alfa-lipoico, licopeno-, vitamina
C, vitamina E, flavonoides, selenio…) en los vegetales convierte
a las ensaladas en platos aliados del corazón. Los antioxidantes
bloquean la acción dañina de los radicales libres,
sustancias implicadas en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares,
degenerativas y cáncer.
Mejoran
la digestión. El ligero amargor de hortalizas
como la escarola, el apio, la hierba de los canónigos,
la achicoria, la alcachofa, la endibia o el rábano estimula
el funcionamiento de la vesícula biliar y del hígado.
Además, los germinados (soja, alfalfa, berro, rábano)
y fermentados (chucrut) enriquecen la dieta en enzimas, y todo
ello es esencial en la digestión de los alimentos. Por
tanto, incluir estas hortalizas en la ensalada, resulta aperitivo
y tonificador, y se aconsejan en particular a quienes padecen
dispepsia, hígado perezoso y trastornos de la vesícula
biliar.
Previenen
la anemia. La falta de hierro o de ácido fólico
se relaciona con distintos tipos de anemia. Las verduras de hoja
verde -acelga, espinaca, grelos, berros o escarola- son especialmente
ricas en clorofila (con demostrados efectos antianémicos),
folatos y hierro, por lo que interesa incluirlas en ensaladas
en caso de anemia. Para aprovechar mejor el hierro vegetal (hierro
no hemo) se aconseja acompañar el menú con alimentos
ricos en vitamina C, como cítricos, kiwi, frutas tropicales,
tomate, pimiento, etc. Además, por su contenido en folatos,
las ensaladas son imprescindibles en la dieta de la mujer embarazada
para prevenir graves trastornos en el bebé.
Son
sabrosas y nutritivas. Hojas de lechugas diversas, escarola,
endibias, espinacas, hierba de los canónigos, cebolla,
pepino, ajo, zanahoria, remolacha, tomate, espárragos,
apio, pimientos, germinados... Cuanta más variedad de hortalizas
y verduras incluya la ensalada mayor es la riqueza nutritiva y
esto se traduce en mayor vitalidad y energía. Como complemento
del aliño, la levadura de cerveza, las semillas de sésamo,
el germen de trigo u otros productos dietéticos, además
de enriquecer en vitaminas y minerales los platos, proporcionan
agradables sabores.
Ensalada
verde. Rápida de preparar, muy nutritiva y perfecta
para los más tradicionales. Se pueden mezclar diferentes
aceites (oliva, girasol, soja…), distintos vinagres (manzana,
jerez, eneldo…), hierbas aromáticas (cebollino, perejil,
ajo, orégano, albahaca…) y frutos secos.
Ensalada
mixta. Miscelánea de sabores al mezclar vegetales
con ingredientes de origen animal (carnes, pescados, huevo, queso,
yogur…). Es un plato muy nutritivo, rico en proteínas
y bien combinado, se puede convertir en el ejemplo de una cena
ligera, pero muy saludable.
Ensalada
energética. Combinar los vegetales con arroz,
pasta, patata o legumbre es la manera idónea de convertir
una ligera ensalada, un plato energético, además
de nutritivo. Crudas, partidas en juliana o en trozos pequeños,
rehogadas y mezcladas con esmero, dan un toque diferente y jugoso
al plato y un sabor original.
Ensalada
de frutas. Combinar los sabores vegetales y ligeramente
amargos de algunas hortalizas, con el toque dulzón y ácido
de las frutas, es un deleite para los sentidos.
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