martes, 8 de mayo de 2012

La alimentación: Un asunto de sentido común

La alimentación, a lo largo de la historia de la Humanidad, ha sido, por razones obvias, una preocupación de primer orden, si bien, tal preocupación no siempre ha obedecido a las mismas razones, pues en la sociedad actual de los países llamados desarrollados, el problema no es la búsqueda del sustento, sino qué elección hacemos con respecto a él.
 
Los medios de comunicación, la gran variedad de productos, las facilidades para el transporte o la congelación, y por supuesto las modas, han determinado gran confusión en el consumidor.
Recordemos que hace unos años, el aceite de oliva, por ejemplo, se tildaba de nocivo para las personas que tenían exceso de colesterol. En general, los especialistas de los ochenta recomendaban una dieta en donde su uso era poco aconsejable. Resulta irónico que en los noventa, por el contrario, se ha denominado al aceite de oliva "joya de la cocina", y al día de hoy parece que los expertos están de acuerdo en las virtudes del aceite de oliva.
De otra parte, se hace en el lenguaje cotidiano, una diferencia entre alimentos "naturales", "orgánicos" y un largo etcétera en donde a menudo reina la confusión, y por ello, una vez más se impone el sentido común, independientemente de las modas que nos toquen sufrir.

Sentido común
Grande Cobian, especialista en nutrición y referencia mundial cuando se tocan estos temas, abogaba tanto en su obra escrita como en su ejercicio profesional, por una alimentación variada, con su celebre frase "Comer de todo en cantidades moderadas".
El contribuyó a inutilizar muchos mitos sobre alimentación, y en ocasiones lo hizo con gran sentido del humor. En cierta oportunidad alguien le preguntó si era o no "natural" la leche de vaca para desayunar y el doctor Cobián respondió: "Si, es natural para el ternero, que naturalmente, mamará leche de su madre".

Pues bien, este hombre que dedicó su vida a los misterios de la alimentación, recomendó iniciar el día con un abundante desayuno, y progresivamente disminuir las cantidades a lo largo de la jornada, llegando a una cena frugal, temprana y reposada.
A menudo las cosas que ya sabemos las dejamos en el olvido para correr tras la última novedad, y así se nos olvida la importancia de la masticación, del comer reposado, de incluir variedad en la dieta, de respetar los hábitos y los horarios, dedicándonos a la busca del alimento de moda.

Estas consideraciones no son óbice para que tengamos en cuenta las virtudes de algunos productos que por ser de consumo casi exclusivo de algunos países, no se han conocido en otros por la dificultad de las comunicaciones y los transportes. Es el caso de la soja, de consumo cotidiano en Oriente, pero prácticamente desconocida en Occidente, y que se ha revelado tan beneficiosa para la prevención de los trastornos menopausicos.
En definitiva, ante tanta y a veces tan confusa información, parece prudente usar del sentido común, y buscar información únicamente en la palabra de los verdaderos expertos que, en todos los tiempos, se han distinguido por su mesura y sensatez: Dos atributos del popular "sentido común".

Normas elementales de la alimentación
Por todo ello vamos a dar aquí unas normas, que ha publicado la "Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos", y que han sido universalmente aceptadas:
Desayuno: Leche, frutas o su zumo, pan y/o cereales. (Un vaso de 200cc de leche, otro de zumo, dos piezas de fruta, dos tostadas y/o una taza de cereales)
Almuerzo (a media mañana): Leche o derivados, fruta y bocadillo. (Un vaso de 200cc., 1 o 2 piezas de fruta
Comida: Verduras y/o arroz o legumbres. (Un plato)
Carne o pescado con ensalada (Una pieza de pescado tipo lenguado o su equivalente en peso, acompañada de ensalada) Fruta (1 o 2 piezas)
Merienda: Leche o derivados (un vaso de leche o yogurt, 100gr de queso) Fruta (1 o 2 piezas)
Cena: Verdura o ensalada (Un plato) Pescado o carne o huevos (Igual que en la comida. Huevos 3 o 4 por semana) Fruta (1 pieza)
Estas anotaciones son orientativas, (dieta-tipo). Observamos que la distribución está repartida en cinco ingestas diarias y no tres como es lo habitual. Se trata de comer mas veces en menor cantidad. En cuanto a las cantidades, siempre moderadas, se ajustan según el estilo de vida de cada cual, teniendo en cuenta el tipo de trabajo, la practica de deporte, el clima en que vive o situaciones especiales, como puede ser un embarazo.
De otra parte la citada academia también dice textualmente: "En cuanto a las legumbres debe incrementarse su consumo, que casi ha desaparecido en nuestros días". Así es. En las últimas décadas ha perdido prestigio el humilde plato de lentejas o alubias, por increíble que parezca, sabiendo (nuestros abuelos ya lo sabían) que posee todas las virtudes requeridas a un buen alimento y una buena digestión

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