En Navidad hay que aflojar el control y dar un poco de gusto al paladar con suculentos bocados pero todo tiene un precio. Un menú navideño típico puede llegar a las 4.000 calorías sin mucho esfuerzo, y tu peso y tu salud se resienten si pasas 15 días sin equilibrar tu dieta de excesos. Descubre qué puedes hacer para contrarrestar el cambio de hábitos.
Tópicos aparte, la Navidad se caracteriza por ser una excusa para comer de todo sin control. Durante varios días de fiesta, alternamos cenas y comidas con compañeros de trabajo, amigos y familiares, nochebuena con Navidad, nochevieja con Año Nuevo, comida de la empresa, cena de antiguos compañeros, etc.
Comer bien no es comer mucho. Una comida navideña puede ser deliciosa, nutritiva, equilibrada y no tiene por qué tener un exceso de calorías, ni hay porqué dejarse la paga extra en ella:
- Empieza con ensaladas, la mayoría de las ensaladas tienen pocas calorías y mucha fibra, por lo que llenan mucho antes del plato principal. Hay muchas ensaladas de fiestas con productos de temporada: escarola, granada, frutos secos, naranjas, etc., están muy ricas y dan un colorido alegre a tu mesa.
- Elige los aperitivos: jamón ibérico (¡qué listo!) en vez de embutidos muy grasos, mariscos al vapor o plancha (gambas, sepia, pulpo) antes que frituras, palitos de verdura y queso fresco antes que quesos curados y patatas fritas.
- Evita las salsas, son responsables de la mayoría de las calorías de tu comida. Huye de la mayonesa, de las salsas con queso y de los aliños con aceite caliente y ajo. Sustitúyelas por salsa de yogur, o aceite en crudo con limón.
- Los platos de verdura navideños son una opción sana: la tradicional lombarda, la coliflor y el brócoli pueden tomarse al horno en vez de rehogados, con bechamel o rebozados. Son verduras de la familia de las crucíferas que tienen muchas propiedades anticancerígenas y mejoran tu salud.
- Si eliges pescado como plato principal tu corazón y arterias se beneficiaran de los ácidos grasos poliinsaturados que contiene el pescado. Además la forma de preparación al horno suele ser más sana y menos calórica.
- Los postres son una dulce tentación que no podemos resistir, pero siempre podemos optar por los que se hacen con frutas: macedonias, gelatinas y sorbetes. Si eres un goloso/a sin remedio evita darte un atracón a turrón, mazapán y frutos secos, el truco está en contar cuantas porciones te comes y no pasar de 3 al día. Si además tomas piña o papaya, estas frutas contienen unas enzimas proteolíticas, llamadas bromelina y papaína que ayudan a hacer la digestión de las proteínas por lo que mejoran las digestiones pesadas y la eliminación de las grasas.
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