viernes, 18 de marzo de 2011

Los antiácidos: ¿inocuos o peligrosos?

Los antiácidos son unos de los medicamentos más utilizados y es muy común el abuso de su consumo. Pero ¿son inofensivos para nuestro cuerpo?
 
Las comidas copiosas y apresuradas, los abusos del café, el tabaco y las bebidas alcohólicas, entre otros, han traído consigo un enorme incremento en el consumo de antiácidos.
Estos alivian temporalmente las molestias originadas por el exceso de ácido en el estómago, tales como: el reflujo gastroesofágico, los ardores de estómago, y otras molestias de tipo digestivo.
Millones de personas sufren de acidez intermitente, por lo que ésta se ha convertido en una de las causas más frecuentes de consulta al gastroenterólogo. 

Datos para tener en cuenta
Los antiácidos disponen de un efecto de corta duración, por lo que las personas suelen tomarlos con mayor frecuencia. Este consumo frecuente y prolongado puede acarrear problemas del aparato respiratorio y de los huesos, según han advertido algunos estudios científicos.
Científicos holandeses realizaron una investigación con más de 364.000 pacientes. En sus conclusiones señalaron que el uso habitual de antiácidos incrementaba el riesgo de contraer enfermedades respiratorias como neumonía o pulmonía.
Según dicho estudio, los antiácidos aumentan la vulnerabilidad a otros tipos de infecciones, esto se debe a que la acidez del estómago es un proceso mayor de defensa contra agentes patógenos presentes en los alimentos ingeridos, por lo que al bloquearse la producción de ácidos, los patógenos pueden generar un mayor número de infecciones, especialmente respiratorias.

Nuevos estudios han relacionado también el consumo de antiácidos con el riesgo de sufrir fracturas. Una investigación reciente, indica que el consumir estos fármacos durante más de cinco años afecta los huesos, elevando el riesgo de padecer osteoporosis y fracturas. 
Los datos del estudio realizado con pacientes de más de 50 años que habían sufrido una fractura de cadera, constataron que el consumo de antiácidos durante cinco años elevaba el riesgo de sufrir fracturas de cadera y si el uso se prolongaba durante siete años o más, también aumentaban las probabilidades de padecer fracturas de cualquier otro tipo.

Por otro lado, se ha estudiado que los antiácidos pueden fijar el hierro en el tracto gastrointestinal, por lo que su uso excesivo podría contribuir a la anemia por déficit de hierro.
Los antiácidos se clasifican en sistémicos y no sistémicos. Los primeros son de efecto rápido, neutralizan la acidez y disminuyen las molestias al ser absorbidos al interactuar con el ácido estomacal (ácido clorhídrico). 

Entre ellos figura el bicarbonato de sodio.
Por su parte los antiácidos no sistémicos, son de acción lenta y prolongada. Forman una sal que no se absorbe al reaccionar con el ácido clorhídrico. Entre ellos se incluye a las sales de calcio, magnesio y aluminio.

Conclusión
Actualmente existen muchos antiácidos disponibles, algunas de las marcas más conocidas son: Maalox, Tums y Milanta, Pepto-Bismol y Rolaids, entre otros.

Ahora que estas investigaciones han demostrado que los antiácidos no son totalmente inocuos, es importante consumirlos en las dosis indicadas, no auto-prescribirse, ni abusar de ellos.
Lo mejor sería combatir la acidez de una forma más sana y natural, haciendo algunas modificaciones en nuestro estilo de vida. Por ejemplo evitando consumir ciertos alimentos como el chocolate, la cafeína, las nueces, la menta, las bebidas alcohólicas, las gaseosas y los alimentos ricos en grasa.

Conviene también evitar ingerir alimentos tres o cuatro horas antes de acostarse, ya que al comer se produce una elevación transitoria en la secreción del ácido estomacal.

Antiácidos Naturales
Bicarbonato de sodio - Es un buen neutralizador natural de ácido gástrico. Mezcle una cucharadita de bicarbonato de sodio y unas gotas de limón en media taza de agua tibia. El limón sirve para disipar el gas que producirá el bicarbonato al llegar al estómago.
No se recomienda este remedio para las personas con hipertensión o con retención de líquidos, ya que el bicarbonato contiene sal (sodio).

Vinagre de manzana – Beber ¼ de taza de agua que contenga dos cucharaditas de vinagre de sidra de manzana 30 minutos después de comer.

Avena – La avena es otro neutralizador natural muy efectivo para aliviar la acidez. Mastique muy bien una cucharada de copos de avena y después trague.
Una buena opción es comer todas las mañanas un tazón.

Jugo de papa – El jugo de papa además de ser un remedio efectivo contra la gastritis también neutraliza el ácido estomacal. Ralle una papa y sáquele el jugo usando una estopilla (cheesecloth). Diluya una cucharada de jugo de papa en media taza de agua calientita. Beba despacio.

Bananos - Los bananos estimulan la producción de la secreción mucosa que protege al revestimiento del estómago de los ácidos estomacales.

Lechuga - Mezcle un vaso de agua con una hoja grande de lechuga. Lícuelo muy bien y tome lentamente. 

Jengibre - Hágase un té mezclando una cucharadita de raíz de jengibre recién rallada en una taza de agua hirviendo. Déjelo reposar por 10 minutos y luego bébalo.

SANGRE DE DRAGO - Una serie de estudios en diversos países han comprobado entre todos sus beneficios el efecto antiulceroso, indicando que su efecto es complementado por un efecto protectivo de la mucosa gástrica.

Una buena selección de alimentos, que ayuden a neutralizar la acidez o por lo menos que la calme. Se deben incluir en el resto de las comidas semanales platos suaves de arroz, zanahoria cocida y manzana cocida o asada, que por su sencilla y suave digestión contribuyen a neutralizar la acidez y a que se desinflame antes la mucosa digestiva irritada.

Pautas sencillas
Distribuir la alimentación en cinco o más comidas al día, para reducir el volumen de alimentos por toma y no dejar pasar más de tres horas sin comer o beber algo, mejora las molestias estomacales.
Comer despacio y masticar lo suficiente cada bocado.
Dejar pasar al menos dos horas después de comer o de cenar para acostarse.
Comer alimentos jugosos que apenas precisan grasa ni cocción prolongada.
Reducir el consumo de alimentos grasos y evitar los muy salados, ahumados o en escabeche.
Limitar las salsas muy grasas elaboradas con huevo, exceso de aceite, nata o queso, tipo mayonesa, carbonara u holandesa.
Evitar alimentos que estimulan la secreción ácida gástrica como el café o los ácidos (salsa de tomate, jugos o zumos y frutas ácidas).
No consumir muy seguido cantidades excesivas de azúcar o de dulces, ya que se enlentece la digestión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario