domingo, 6 de marzo de 2011

Sadorexia: un método masoquista de adelgazamiento

Cada vez surgen más enfermedades vinculadas a desórdenes alimentarios, una de ellas es la Sadorexia, conocida popularmente como la “dieta del dolor”. Aunque es relativamente poco común y no ha sido reconocida oficialmente, se sabe que este trastorno alimentario se está extendiendo rápidamente, sobre todo a través de Internet, donde muchas enfermas se comunican para darse ánimos, compartir trucos, intercambiar dietas no saludables o hacer competencias de pérdida de peso.

La Sadorexia (sadomasoquismo + anorexia) se considera un trastorno alimentario de 2ª. generación, que ha evolucionado de la anorexia. Conjuga comportamientos anoréxicos, bulímicos, ortoréxicos, junto a un maltrato corporal y el empleo de métodos de adelgazamiento masoquistas que infringen dolor y quitan las ansias de comer, provocando pérdidas de peso rápidas y permanentes.

La Sadorexia es un “método” empleado para conseguir una delgadez extrema, la cual es visible solo para los ojos de los demás, pues quienes la padecen adelgazan sin control hasta llegar a un punto en que les es imposible mirarse de forma objetiva.

Quienes padecen Sadorexia son generalmente personas con baja autoestima, deprimidas, con algún problema familiar, social u emocional que las ha conducido a esta enfermedad buscando una salida.

Son personas que pertenecen al grupo más extremo de las anoréxicas, denominadas “Anas”, que engloba a quienes no tienen conciencia de la gravedad de sus actos y pueden llegar a límites insospechados, incluso al suicidio, si no se aceptan como son.

Dependiendo de cuán involucradas estén con la enfermedad, las personas con Sadorexia encajan en alguna de las siguientes tipologías: las novatas, se reconocen como “wanabe”; las que rinden culto a la delgadez extrema son “porcelanas” y finalmente las “extreme” , son aquellas que hacen cualquier cosa para bajar de peso, incluyendo las autolesiones.

En las personas sadoréxicas, estas formas de actuar, una vez combinadas, satisfacen sus necesidades de autoimagen, autocontrol y autoestima mucho mejor que los trastornos alimentarios clásicos, con” la ventaja” de que al mismo tiempo alivian profundamente la ansiedad y no despiertan sospechas en familiares o amigos.


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