jueves, 16 de julio de 2015

¿Se debe controlar el consumo de azúcar?

No somos conscientes de la cantidad de azúcares refinados que tomamos a lo largo del día y del daño que esto puede causar en nuestra salud.Se habla mucho sobre la toxicidad de altas dosis de azúcar, pero se ha demostrado que dosis consideradas "adecuadas" o "seguras" por las agencias reguladoras para el consumo pueden ser tóxicas.

El azúcar debería ser controlada, como se hace con otros productos como el alcohol o el tabaco, para proteger la salud pública. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la University of California, San Francisco (UCSF), quienes aseguran, en un artículo publicado en "Nature".

Los autores de este trabajo consideran que el azúcar es el "combustible" de la actual pandemia global de obesidad y que contribuye a que 35 millones de personas mueran cada año en el mundo por enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las enfermedades
cardíacas o el cáncer. 

Los investigadores de la UCSF Robert Lustig, Laura Schmidt y Claire Brindis, autores del trabajo, aseguran que un potencial abuso del azúcar, asociado a su toxicidad y su amplia presencia en la dieta occidental, ha convertido a este producto en el principal culpable de esta crisis de salud mundial.

Este grupo de científicos, expertos en Endocrinología, Sociología y Salud Pública, ha realizado una nueva observación sobre las evidencias científicas acumuladas que existen sobre el azúcar. Así han concluido asegurando que el azúcar no es sólo una fuente de "calorías
vacías" que hace engordar a la gente. Al nivel en el que la consumen la mayoría de los ciudadanos, el azúcar es capaz de cambiar el metabolismo de las personas, elevar la presión sanguínea, alterar de forma crítica la señalización hormonal y causar importantes daños al hígado, el último efecto perjudicial del azúcar que se ha conocido. Estos riesgos sanitarios reflejan, en gran parte, los efectos de beber demasiado alcohol.

El triple de azúcar en los últimos 50 año: "Mientras que la gente piense que el azúcar es sólo"caloría vacía", no tendremos ninguna posibilidad de resolver esto", indica Lustig, profesor de Pediatría en la división de Endocrinologíadel UCSF Benioff Children"s Hospital y director del Weight Assessmentfor Teen and Child Health (WATCH) Program de la UCSF.

"Existen buenas y malas calorías, igual que existe grasa buena y mala, aminoácidos buenos y malos aminoácidos, buenos carbohidratos y malos carbohidratos", apuntando que "más allá de sus calorías, el azúcar es tóxica".

Si miramos la etiqueta nutricional de los alimentos detectará azúcar añadida en: jugos artificiales, bebidas carbonatadas, batidos, cereales, pan industrial, caldo de verduras... Los investigadores consideran que limitar el consumo de azúcar tiene por delante retos que van más allá de explicar a la gente su potencial toxicidad. "Reconocemos que en el azúcar existen aspectos culturales y relacionados con la fiesta".

Control, no prohibición: Para que la sociedad se aleje del excesivo consumo deazúcar, la gente debería estar mejor informada sobre las últimasevidencias científicas sobre este producto. Las intervenciones eficacesno pueden confiar exclusivamente en los cambios individuales, debe poner en marcha iniciativas que incidan en el entorno y en la comunidad engeneral, algo parecido a lo que se ha hecho con el alcohol y el tabaco,que incrementa las posibilidades de éxito.

En este sentido, muchas de las intervenciones que han reducido el consumo de alcohol y tabaco pueden ser modelos para encarar el problema del azúcar, como crear impuestos especiales sobre sus ventas, controlar el acceso a la misma o endurecer las condiciones para
permitir poner máquinas expendedoras y bares que venden productos con mucha azúcar en colegios y lugares de trabajo.

"No estamos hablando de prohibir", puntualiza Schmidt. "Estamos hablando de formas moderadas para hacer que el consumo de azúcar sea ligeramente menos oportuno", afirma. "Poder incrementar realmente las opciones de la gente para consumir alimentos que no esten
cargados de azúcar, más fáciles y baratos de conseguir". 
Muchos de nosotros solemos asociar el “consumo excesivo de azúcar” con pasarnos el día comiendo dulces, golosinas y bebidas azucaradas. Pero nada más lejos de la realidad, ya que no somos conscientes la cantidad de azúcar que consumimos al día. 
He aquí los alimentos habitualmente consumidos que contienen más azúcar:

Cacao soluble: Hablamos de cacao en polvo que solemos añadir a la leche para chocolatearla. Muchas veces se pasa por alto, pero lo cierto es que la cantidad de azúcar de este producto es casi tan alta como la del propio azúcar, no en vano éste es su principal ingrediente (junto con algo de cacao desgrasado). Esto supone que 2 cucharaditas de cacao
soluble nos aporten 15g de azúcar, una exageración por el simple hecho de dar algo de sabor a la leches.


Cereales del desayuno: Los cereales de desayuno, por más que algunos se empeñen, no son una opción realmente saludable porque su aporte de azúcar en algunas variedades puede llegar a ser de casi 50g por cada 100g de producto.

Galletas y bollería: Las galletas (por más que sean integrales, con soja, digestive…) y la bollería como madalenas, bizcochos y demás también contienen demasiada azúcar. En prácticamente todos los casos más de 20g de azúcar por cada 100g de producto.

Gaseosas, jugos y bebidas para deportistas: Aunque el agua es el elemento más abundante de las bebidas, el azúcar figura a menudo entre los primeros ingredientes y fija su valor energético. Los refrescos suelen ser los más azucarados. Una lata de refresco contiene el equivalente a tres sobres de azúcar, al igual que las bebidas de sabor menos dulce, como las tónicas. Las bebidas para deportistas experimentan un auge importante entre toda la población y, en particular, entre los niños que practican algún deporte. Sin embargo, el alto contenido en azúcares de estas bebidas no las hace recomendables para los pequeños, ya que se tienen que considerar como un refresco más y, por tanto, un dulce. Se ha comprobado que tomar este tipo de bebidas azucaradas entre horas es un hábito insano que predispone a la ganancia de peso, entre otros trastornos de salud.

Mermeladas: Las mermeladas comercializadas habitualmente tienen un 50% de azúcar y un 50% de fruta. Aunque una pequeña porción untada en pan de grano entero no supone un excesivo aporte de azúcares, la mejor alternativa será fruta fresca a la que no se le habrá añadido azúcar y además no habrá perdido nutrientes como la vitamina C al no haber sido expuesta a altas temperaturas.

Postres lácteos: Muchas veces camuflados tras el reclamo saludable de ser ricos en calcio, los flanes, natillas o incluso ciertos yogures pueden aportar más de 30g de azúcar por unidad, por lo que deberíamos acostumbrarnos a no consumir estos alimentos tan dulces y escoger los lácteos menos procesados y sin azúcar añadidos.

Salsas: Aunque generalmente las materias primas utilizadas hacen de las salsas un producto bastante grasiento, también suelen tener una cantidad apreciable de azúcar añadida como es el caso de muchas salsas comerciales o incluso de ciertos condimentos como la mostaza dulce o el kétchup.

Golosinas, chocolates y caramelos: Aunque generalmente las materias primas utilizadas hacen de las salsas un producto bastante grasiento, también suelen tener una cantidad apreciable de azúcar añadida como es el caso de muchas salsas comerciales o incluso de ciertos condimentos como la mostaza dulce o el kétchup.Las golosinas, chucherías o caramelos el contenido de azúcar es el mismo que el del propio azúcar, al tratarse de unos productos casi elaborados exclusivamente con azúcar, jarabes de azúcares y colorantes.

Consumir golosinas con frecuencia o en gran cantidad es una costumbre insana que propicia malas digestiones e hinchazón abdominal, alteración en la flora intestinal, mayor propensión a las diarreas o al estreñimiento y a las infecciones de hongos, bacterias y parásitos que, a su vez, generan una mayor ansiedad por ingerir azúcares.

La amplia gama de chocolates y productos que lo contienen (bombones, trufas, helados, cremas...) esconden un alto contenido en azúcar. En su mayoría, es el elemento más abundante, mucho más que el cacao que les da color, aroma y sabor. El abuso de dulces predispone, además, a la obesidad, la diabetes, la caries y los problemas cardiovasculares.

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