Calcular la energía que consume el organismo requiere la suma de varios componentes, es la tasa metabólica y depende de la relación que existe entre la masa de tejido muscular y graso, la superficie externa del cuerpo, el tipo de piel o incluso la temperatura exterior.
Es diferente la tasa metabólica de un niño que la de un adulto, es más baja en las mujeres que en los hombres. Varía de un individuo a otro según la actividad que se desarrolle, según la edad.
Son muchos los factores que intervienen en una dieta, en lo único que coinciden es en que debe ser equilibrada y para ello debe contener los alimentos necesarios para llegar al estado nutricional óptimo.
Para conseguir este estado nutricional óptimo se le debe aportar al organismo una cantidad de nutrientes energéticos determinados para poder llevar a cabo la actividad metabólica y la física. Y nutrientes con funciones plásticas y reguladoras suficientes, son las proteínas, vitaminas y minerales.
Cuando la actividad diaria que se desarrolla es tanto física como intelectual, las necesidades energéticas aumentan y se debe tener un aporte mayor de algunos nutrientes. Por eso los estudiantes requieren una alimentación determinada que no les provoque desgaste físico, lo cual repercutiría sobre todo en su actividad intelectual.
Los hábitos alimenticios han variado en la sociedad actual y donde mejor se puede ver es en la alimentación de niños y jóvenes, con dietas ricas en grasas e hidratos de carbono, pero también hay que anotar el efecto contrario con problemas alimentarios como la anorexia y la bulimia. La escasez o el exceso de algunos alimentos desequilibra el estado nutricional óptimo.
El estudiante debe tener una dieta satisfactoria, que contenga todos los grupos de alimentos, reforzando aquellos que aporten energía ya que suelen realizar una actividad física mayor. Así como vitaminas y minerales que le permitan aumentar o mantener su capacidad de concentración y estudio.
El cerebro necesita una alimentación equilibrada para funcionar bien. Así que para pensar, memorizar, recordar, etc., consuma alimentos que contengan los nutrientes que su mente necesita para estar despierta.
Recuerde que existen vitaminas y minerales que intervienen directamente en la concentración, la memoria, el rendimiento intelectual y el estado de ánimo. Si el cuerpo carece de ellos, será mucho más difícil que su cerebro rinda al máximo.
1 No permita que su hijo se salte el desayuno porque se le puede bajar la glucosa y eso afectará su rendimiento escolar. Recuerde que pasó entre 10 y 12 horas en ayuno durante la noche y si no prueba alimentos en la mañana se sentirá apático, decaído y hasta se dormirá en clase.
2 Evite que coma demasiado en la noche, peor aún si son alimentos con mucha grasa porque obligará a sus estómago a trabajar más de la cuenta y al siguiente día se sentirá cansado. Otra probabilidad es que tenga dolencias estomacales y eso le impedirá estudiar bien durante el día.
3 En época de exámenes incentive a sus hijos a que consuman muchas verduras porque aportan potasio, magnesio, ácido fólico y fibra (entre otras funciones, ayuda a regular el tránsito intestinal). Se sentirá bien, estudiará mejor y rendirá en todo.
4 En las tardes o mientras estudia no consuma golosinas como dulces, pastas, galletas o comida rápida, esto le dará energía pero también muchas libras demás. Es mejor que para el cerebro coma habas, nueces y maní. Tome yogur con un sándwich de queso o de carne con lechuga. Otra opción es comer frutas y tomar zumos naturales.
5 Si los nervios le han hecho perder el apetito, elabore platos más nutritivos: añada clara de huevo cocinada y rallada, queso o leche a los platos que pueda; elabore ensaladas con frutas y mézclelos con nueces; dele jamón, queso, atún y sardina y para beber prefiera el yogur, porque son alimentos más nutritivos.
6 Presiónelo a que planifique bien las jornadas de estudio, recuérdele a su hijo sacar tiempo para estudiar, para comer y para descansar. El sueño también es importante, ya que la mente no rendirá si el niño o adolescente se sienten cansados.
7 El consumo excesivo de bebidas excitantes como el café, el té, las gaseosas u otro tipo de bebidas estimulantes mantienen la mente despierta pero no aumentan la concentración ni la memoria. Los zumos naturales de frutas mezclados con apio o alfalfa, el agua o las infusiones son una opción más saludable y nutritiva.
8 No se olvide que la única forma de rendir al máximo es mantener el cuerpo y la mente bien descansados. Para ello, es necesario dormir un mínimo de 8 horas. En caso de dificultad para conciliar el sueño recurra a infusiones relajantes (azahar, hierbaluisa, melisa, espino blanco, verbena, tila, etc.) o un vaso de leche caliente con miel de abeja antes de acostarse.
9 No está justificado realizar dietas sin criterio médico o nutricional, ya que pueden provocar mareos o anemia, cansancio, irritabilidad, alteraciones en el sueño, depresión etc.; repercutiendo negativamente sobre la salud y la capacidad intelectual.
10 En esta época es bastante frecuente el aumento injustificado de la venta de suplementos de vitaminas y minerales. Una alimentación bien equilibrada, que incluya alimentos de todos los grupos consumidos a diario, cubrirá todas las necesidades de energía y nutrientes, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de suplemento.
11 Una dieta inadecuada sumada a las crisis de ansiedad que se producen en épocas de exámenes puede hacer que una adolescente tenga problemas de sobrepeso o peor aún que desarrollen bulimia o anorexia si los padres no vigilan lo que están comiendo.
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